'Pufs': cómodos, divertidos y muy decorativos

Lo que era un asiento típico en las viviendas de Oriente Medio y el Magreb se ha convertido en una pieza esencial —y muy moderna— en las casas de Occidente

por hola.com
Si aguzamos mucho la memoria es posible que recordemos haber visto en nuestra infancia algún salón en el que hubiera un puf. Quizás el de algún amigo que tuviera padres exóticos. O de gente que hubiera viajado mucho al extranjero, sobre todo a países árabes.
Pero no se puede decir que fuera un elemento habitual para la mayoría de las casas de nuestro entorno. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, están viviendo algo así como un ‘momento dorado’. Sobre todo en viviendas de gente joven o en el interior de las habitaciones de adolescentes. Son muy decorativos, suponen una manera diferente de invitar al asiento y, además, tienen historia.

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No vayas a creer que son un elemento novedoso, una nueva pieza recién inventada para colocar —y dar color— en el dormitorio de los teenagers de todo el mundo. Los árabes llevan empleándolo cientos de años. De hecho, lo llamaban asiento otomano.
En Oriente Medio y el Magreb se ha utilizado como asiento doméstico desde siempre. Porque permite sentarse cómodamente a nivel del suelo, a la altura de una mesa baja. Y comer, según la tradición, de un único plato compartido con el resto de invitados. Desde finales del siglo XVII, se fue introduciendo en Europa y en el siglo XIX se convirtió en un elemento más habitual.

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Más recientemente, su diseño se ha ido adaptando a la decoración más moderna, dotándole de nuevas formas, estampados y materiales. El denominado puf pera es un ejemplo de lo que hablamos. Los de Mipuf lo ofrecen en su web en varios tamaños: Infantil, Super M y XL. Y en diversos estampados, 14 colores y varios tejidos, incluyendo la polipiel de alta calidad.
Esta misma firma —por cierto que se encargan del 100% del producto desde el diseño a la postventa— cuenta con otros modelos de pufs, como el convertible en cama. Una solución perfecta a modo de cama auxiliar o supletoria. Cerrado ocupa como un puf  cuadrado y abierto como una cama de 80 cm.

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En efecto, aquél asiento sin brazos tan moruno se está transformando en un elemento decorativo esencial en las viviendas de Occidente. Porque sirve para sentarse, dormir, para dentro y para fuera. Es la propuesta de los de Ottoyanna y su puf ecológico, ergonómico y ultraligero (80% de aire).
En varios colores, medidas y modelos y con bandas fosforescentes, se caracteriza por ser ultraconfortable y grande. Consta de una cámara hinchable y una funda con cremallera lavable a máquina y resistente a los rayos UV, el cloro de las piscinas, la humedad y el moho.

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Claro que estas opciones se alejan mucho de la idea tradicional del asiento otomano. Y es posible que quieras reivindicar ese tipo de piezas, con tanta tradición. No temas, porque también tienes este estilo en el mercado. Pero con aires más contemporáneos y un aire más alegre y colorido.  
En Maisons du Monde hay diversas propuestas que se adaptan a la perfección a todas las tendencias decorativas del momento —estilo militar, Chesterfield, étnico, blanco y negro—. De todas ellas hemos elegido Milo, un puf de colores brillantes con relleno de bolitas de poliéster. Y funda de punto de algodón. Idéntico estilo tiene una de las propuestas de Westwing: exterior de punto de algodón 100% e interior de bolas de poliestireno. Y exterior de un intenso color rojo.

Más información:

www.mipuf.es
www.ottoyanna.com
www.maisonsdumonde.com
www.westwing.es