En nuestra incansable (y amena) búsqueda de los locales más sorprendentes que andan por ahí, nos hemos topado con tres especímenes que han convertido su decoración, su estética, su piel, en un reclamo más, y muy adictivo, para convertirse en uno de esos sitios que hay que visitar… vamos, lo que se viene en llamar un must.
En este paseo nos hemos enamorado de la epidermis de tres espacios dedicados al noble arte de la cocina: L’Obrador, Jaleo y niMÚ (sí, escrito así). De la sencillez y luminosidad de los tonos blancos a la modernidad del negro y del morado, pasando por los aires a café clásico (maderas, chester…). Distintos, sí, como lo son sus decoradores…
Los buenos restaurantes cuentan con el plus de la decoración y el diseño. (PULSA EN LA IMAGEN PARA ACCEDER A LA GALERÍA)
El autor de la reforma de L’Obrador (al que acuden habituales como Iker Casillas, Sergio Ramos, Xavi Alonso, Belén Rueda, Ana Fernández) es el arquitecto Joaquín Torres. La dificultad era imprimir una estética común, personal, a todos los espacios que componen esta antigua galería conventual.
El arquitecto ha apostado por el arte como elemento decorativo, y por el blanco, por la luz, como órganos fundamentales en la esencia de L’Obrador. Nos quedamos con esos manteles que parecen lienzos de bodegones realizados en tinta, con esos muros blanquísimos, y con ciertos detalles vintage que le hacen a uno sentirse… como en casa de la abuela. La cava inferior entre antiguos muros y bóvedas de ladrillo visto no tiene desperdicio.
Ignacio García de Vinuesa firma la decoración del Jaleo.
En Jaleo, el también arquitecto (y firma conocida del interiorismo) Ignacio García de Vinuesa se ha escorado hacia eso que se viene en llamar estética londinense y corazón nórdico: amplia, y juguetona, paleta de tonos, ciertos detalles industriales (como las instalaciones del aire sobrevolando, sin ninguna vergüenza, el local), una pizca de jovial y ecléctico desenfado decorativo y funcionalidad.
Sin paredes de separación, sólo a través del mobiliario y los elementos decorativos, Vinuesa consigue crear distintos ambientes en torno a una gran barra que preside el local. En el mobiliario se mezclan materiales como la piel, el ante y la madera en tonos neutros, que se alternan con morados y tonos metalizados, además de lámparas que flirtean con el techo y pequeños espejos ovalados de estética, cómo no, vintage.
El restaurante niMÚ ha sido decorado por Pascua Ortega.
El último por el que nos dejamos caer fue el novísimo niMÚ, enclavado en lo que antes era el rancio restaurante del hotel Adler, en pleno barrio de Salamanca. El encargado de lavado de cara ha sido el maestro Pascua Ortega (¿se acuerdan de la boda de los Príncipes de Asturias?).
Como el mismo diseñador e interiorista lo define, este es un espacio “adaptado a los tiempos con un golpe cromático y luminoso que pretende crear un ambiente sugerente y cálido”. Como es habitual en sus ‘escenografías’, el protagonismo recae en esa apacible convivencia entre los elementos más clásicos con los más vanguardistas.
Más información:
www.tabernalobrador.es
www.restaurantejaleo.com
Calle Goya, 31, Madrid