La semana pasada hablábamos en estas mismas páginas —al hilo de la muestra del AlhóndigaBilbao — de lo ‘saludable’ que es que en nuestro país se programen exposiciones en las que el protagonista sea el diseño. Porque nos permite entender por qué se ha convertido en poco tiempo en parte fundamental de la sociedad, en todos los sentidos.
Y ya adelantamos que íbamos a darle la bienvenida a la muestra que hoy nos ocupa: Fuera de Serie. Cosas que el diseño puede cambiar, inaugurada la pasada semana en el CentroCentro (Plaza de Cibeles,1) de Madrid. Se trata de una exposición sorprendente, altamente recomendable. Porque va mucho más allá de mostrar una serie de objetos bonitos o de diseño.
La muestra se compone de 16 proyectos en los que diseñadores nacionales e internacionales han ideado soluciones frescas e ingeniosas. Hasta ahí no hay mucha novedad. Lo realmente sorprendente es que lo han hecho recuperando y revitalizando procesos artesanales tradicionales o procesos industriales casi en desuso.
Porque el diseño es mucho más que simple ‘maquillaje’ destinado a hacer cosas bonitas. Demostrarlo es uno de los objetivos de esta muestra: “Pretende mostrar al espectador una serie de proyectos en los que el diseño es parte fundamental”. Son palabras de la comisaria de la misma, la periodista Ana Domínguez Siemens.
Y continúa: “Gracias a la visión personal, pensamiento y método de un diseñador, enfrentados a un material, un producto o una actividad concreta, se llega a soluciones ingeniosas, muchas veces inesperadas, que tienen que ver con la estética, sí, pero también y de modo fundamental, con otros aspectos imprescindibles”.
En los 16 proyectos elegidos para Fuera de serie -llevados a cabo en diversos países del mundo-, “el talento de sus diseñadores ha sido aplicado a reinventar, revitalizar, poner en el mercado productos de un modo en que su identidad, su historia e incluso sus debilidades, se han convertido en su mejor potencial”, comenta Domínguez Siemens.
“En algunos casos, la crisis económica ha sido el detonante para que un fabricante o un artesano recurra a la mente del diseñador para buscar una salida a su negocio. En otros casos, el fabricante ha querido experimentar con nuevas ideas. Otras veces, el punto de partida ha sido la necesidad, la falta de recursos o la solución a problemas medioambientales. En todos los casos, la estrategia del diseñador ha sido potenciar, con inteligencia y sensibilidad, el sabio uso de los elementos que tenía a su disposición de una manera creativa y sorprendente”.
Y desde luego que lo han conseguido. Claro que no estamos hablando de diseñadores neófitos, sino de creadores de reconocido prestigio, entre los que destacan nombres como los hermanos Campana, Martín Azúa, Hella Jongerius , Jaime Hayón o el prometedor Tomás Alonso.
La exposición, además, puede servir de estímulo y modelo para animar a emprendedores a unir fuerzas con diseñadores contemporáneos para rescatar la herencia y la tradición, dándole a ésta una segunda vida. La idea no puede resultar más interesante.
Más información:
www.centrocentro.org