Unas décadas atrás era habitual que en las casas hubiera una habitación especialmente destinada al despacho de los progenitores. Un lugar en el que apenas se podía entrar. Con acceso restringido. Porque era donde el padre de familia trabajaba cuando no estaba en su oficina. O incluso donde leía el periódico, la correspondencia o escribía cartas y notas. Era un lugar que a los ojos de los niños quizá resultara algo oscuro. Un lugar en el que mandaba la mesa de despacho, generalmente bastante amplia, con mucha presencia visual.
Hoy en día es complicado contar con un espacio amplio y una mesa grande para el trabajo de los progenitores. El tamaño de las viviendas lo impide. Así que lo de contar con un gran escritorio se ha convertido en una posibilidad apta para algunos afortunados con amplias casas. Vamos, se ha convertido en poco menos que un lujo.
Aunque es cierto que con el tele-trabajo es más habitual que antes que la madre o el padre ejerzan su profesión desde casa, suelen hacerlo en pequeñas zonas acondicionadas en el salón o en el dormitorio. Con mesas de trabajo, frecuentemente plegables; o incluso que se convierten en armarios y pasan desapercibidos.
Este escritorio de Jaime Tresserra tiene forma de mariposa. (PULSA EN LA IMAGEN PARA ACCEDER A LA GALERÍA DE IMÁGENES)
A pesar de que no sean muebles ya habituales, que estén al alcance de cualquiera, merece la pena echarles un vistazo. Entre otras cosas porque son piezas extraordinarias. En concreto lo son los escritorios diseñados por creadores españoles de gran prestigio.
Algunos de ellos se han convertido ya en auténticos clásicos. Ejemplo de ello es la Butterfly Carlton House, de Jaime Tresserra. Se trata de una mesa realizada en 1988 en madera de nogal clara. Con interiores en madera de sicomoro natural. Los herrajes son de latón niquelado con detalles en acabado sulfurizado.
Con forma de mariposa (de ahí su nombre) cuando está abierta, esta pieza —como muchas otras del genial diseñador y artesano—apela al diseño emocional: seducen por la belleza de sus formas, la noble textura de sus materiales y la finura de sus acabados.
Otra posibilidad del mismo creador catalán es el secreter denominado Carpett. Más adecuado para espacios más pequeños, no es una mesa de trabajo en sí misma. Es una pieza pensada para colocar sobre la mesa. Aunque también se puede adquirir con una base de cristal transparente o grabado al ácido.
Esta obra maestra del diseño consiguió, en 1987, el premio al Mejor Diseño de Mueble Moderno en la “Feria Internacional del Mueble” de Valencia de aquel año. Su delicadeza, belleza y espectaculares acabados están fuera de toda duda.
Con unas medidas de 94 centímetros de largo y 52 de profundidad, está realizado en los materiales habituales de Tresserra: nogal y sicomoro. Los herrajes, de latón, llevan un baño de plata; y las correas son de piel de pecari.
Este tipo de muebles son auténticas piezas de artesanía y diseño.Más novedoso es el escritorio de Paco Camús que te mostramos. Voltaire es una pieza realizada en madera maciza de nogal americano que resulta sorprendente cuando está cerrado y parece que la tapa del mismo levita ‘mágicamente’ en el aire.
Pero también cuando la tapa del secreter se gira y se incrusta exactamente en la mesa, dotando de sentido al conjunto de curvas y rectas que dibujan el perfil de la pieza. Porque los espectaculares casilleros y departamentos internos forman una especie de bisagra que permite que la tapa se abra o se cierre. Además, cuenta con dos amplios cajones externos con los bordes ingletados.
Más información:
www.tresserra.com
www.pacocamus.com
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