La decoración de los locales de ocio se ‘globaliza’
Te mostramos dos ejemplos de cómo lo neoyorquino se hace a las mil maravillas en Madrid. Mientras exportamos estilo e interioristas a la Gran Manzana
La globalización está en boca de todos. Y no es de extrañar porque, nos guste o no, es el sino de los tiempos en que vivimos. Y tanto es así que se evidencia hasta en la decoración de los locales de ocio. Los de nuestro país no desentonarían en una ciudad como Nueva York. Y los que se inauguran allí podrían ser de diseño eminentemente español.
Si quieres ejemplos, empezamos con Casa Mono, un precioso y amplio local inaugurado hace apenas unos meses en Madrid. Pero podría ubicarse en una calle del barrio de Brooklyn sin desentonar ni un pelo.
El interiorista Lázaro Rosa-Violán ha sido el encargado de darle ese aire urban chic a este local. Claro que él tiene ya experiencia en este tipo de espacios. Tanto es así que ha acuñado el término BarnaYork, que caracteriza los locales de Barcelona que ha decorado hasta ahora.
En este caso concreto, el diseño del espacio se ha visto marcado, desde el principio, por la presencia de numerosas columnas. Se decidió revestirlas en cerámica artesanal en color verde. En el resto de las paredes, los azulejos son blancos.
Le dan amplitud y luminosidad, pero al mismo tiempo un aspecto de taberna antigua que contrasta —y mucho— con lo industrial del mobiliario, para el que se ha elegido los tonos marrones.
Los techos son un patchwork de formas rectangulares formada con molduras y una retícula de espejos que coincide con el altillo, destinado a la coctelería. El pavimento por su parte es un roble envejecido que se extiende por todo el local como contrapunto neutro al festín de colores y materiales usados.
El aspecto ecléctico se acentúa con los carteles reciclados de las antiguas paradas de metro de Nueva York que se han elegido para la zona de barras. Los carteles españoles —muchos de ellos de teatro— también tienen su cabida en la zona de tapeo.
Vale, hasta aquí, todo es muy neoyorquino. Pero nos vamos a la Gran Manzana y nos encontramos con una innovadora cadena de cafeterías norteamericanas, The Blue Coffee, que han confiado el proyecto íntegro de interiorismo de sus locales a Francisco Segarra, interiorista español especializado en mobiliario vintage.
Y el resultado no puede ser más sorprendente. Porque lo que encontramos es un espacio muy cálido que recuerda al salón de una casa antigua, pero también a una vieja tienda de ultramarinos. Con su vieja balanza, su barra de madera sólida, su sofá chester y sus paredes recubiertas de papel al más puro estilo ‘años cincuenta’.
Pero todo ello mezclarlo con lámparas de estilo industrial, grandes ventiladores de techo, piezas de vidrio, teléfonos antiguos, mimbre, piel…). Lo más curioso es que tanta mezcla consigue un local sin estridencias, pero decididamente urbano y elegante.
Más información:
www.lazarorosaviolan.com/es
www.casamonomadrid.com
www.franciscosegarra.com
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Si quieres ejemplos, empezamos con Casa Mono, un precioso y amplio local inaugurado hace apenas unos meses en Madrid. Pero podría ubicarse en una calle del barrio de Brooklyn sin desentonar ni un pelo.
El interiorista Lázaro Rosa-Violán ha sido el encargado de darle ese aire urban chic a este local. Claro que él tiene ya experiencia en este tipo de espacios. Tanto es así que ha acuñado el término BarnaYork, que caracteriza los locales de Barcelona que ha decorado hasta ahora.
En este caso concreto, el diseño del espacio se ha visto marcado, desde el principio, por la presencia de numerosas columnas. Se decidió revestirlas en cerámica artesanal en color verde. En el resto de las paredes, los azulejos son blancos.
Le dan amplitud y luminosidad, pero al mismo tiempo un aspecto de taberna antigua que contrasta —y mucho— con lo industrial del mobiliario, para el que se ha elegido los tonos marrones.
Los techos son un patchwork de formas rectangulares formada con molduras y una retícula de espejos que coincide con el altillo, destinado a la coctelería. El pavimento por su parte es un roble envejecido que se extiende por todo el local como contrapunto neutro al festín de colores y materiales usados.
El aspecto ecléctico se acentúa con los carteles reciclados de las antiguas paradas de metro de Nueva York que se han elegido para la zona de barras. Los carteles españoles —muchos de ellos de teatro— también tienen su cabida en la zona de tapeo.
Vale, hasta aquí, todo es muy neoyorquino. Pero nos vamos a la Gran Manzana y nos encontramos con una innovadora cadena de cafeterías norteamericanas, The Blue Coffee, que han confiado el proyecto íntegro de interiorismo de sus locales a Francisco Segarra, interiorista español especializado en mobiliario vintage.
Y el resultado no puede ser más sorprendente. Porque lo que encontramos es un espacio muy cálido que recuerda al salón de una casa antigua, pero también a una vieja tienda de ultramarinos. Con su vieja balanza, su barra de madera sólida, su sofá chester y sus paredes recubiertas de papel al más puro estilo ‘años cincuenta’.
Pero todo ello mezclarlo con lámparas de estilo industrial, grandes ventiladores de techo, piezas de vidrio, teléfonos antiguos, mimbre, piel…). Lo más curioso es que tanta mezcla consigue un local sin estridencias, pero decididamente urbano y elegante.
Más información:
www.lazarorosaviolan.com/es
www.casamonomadrid.com
www.franciscosegarra.com