Hay hoteles que atraen por su exuberancia, riqueza, profusión de matices y líneas, marea de materiales, texturas, colores, concepción… Por ejemplo ahí tenemos, por no ir muy lejos (aunque eso depende desde donde se lea esto…) el hotel madrileño Puerta de América, en el cual algunos de los arquitectos y diseñadores estrella del momento han dejado su espectacular rúbrica, firmas excelsas… Están aquellos que les vale la simple (léase sencilla) funcionalidad. Se dejan querer porque sí, cumplen con su labor de la manera más eficiente.
Pero (y siempre surge por ahí un pero), de vez en cuando, surgen proyectos que fascinan por su naturalidad sin artificios, por esa manera de transmitirnos serenidad, reposo, como un mundo sin apabullantes estrellas que magnetiza por una simple (por sencilla) vía láctea. Sería algo así como el diseño sin diseño… aparente.
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El hotel Cap Rocat es el diseño natural, ‘ecológico', llevado al límite. Una antigua fortaleza militar convertida en impresionante hotel. "La visión del proyecto fue inmediata en mi cabeza desde el primer día que visité los espacios –cuenta a Hola.com Antonio Obrador, alma máter de Cap Rocat–. No tuve la menor duda y me lancé al proyecto. Enseguida surgió el primer y gran escollo. ¿Cómo intervenir un espacio y una estructura protegidísima? Ese fue el mayor reto a la hora de plantear la decoración, el diseño, la transformación de los espacios existentes para su uso como hotel, pero respetando íntegramente la identidad y singularidad arquitectónica".
Hablamos de una fortaleza militar enclavada en una zona privada de la bahía de Palma de Mallorca, reserva marina y de aves, dédalo de calles flanqueadas por viviendas bajas (hoy habitaciones y otras estancias) ‘rocosas’, un lugar pedregoso, árido y espartano convertido hoy en una ‘experiencia’ hotelera difícil de describir.
Como nos cuenta Antonio Obrador, "la arquitectura es tan potente que todo lo que excede sobra… en todas las estancias se respira la arquitectura del lugar, la paz, la luz tamizada. Porque cada una de ellas es una sorpresa. Los tres niveles de jardín de cada suite les dan mucha magia tanto en verano como en invierno, permitiendo por un lado el recogimiento y la intimidad casi de antigua medina en su concepto y por otro lado unas vistas hacia el infinito en los gacebos".
Tonos neutros, terrosos, que son los que ‘pide’ el lugar, paredes beis, detalles azules, marinos, la belleza de la sobriedad, de la desnudez decorativa. "Se han querido incorporar elementos mallorquines como camas y telas (flamules) de un reconocido valor histórico y decorativo, pero sin abusar, porque creo en la sutileza y no en el abuso de las materias", nos confiesa Antonio Obrador.
Y, como final a esta bonita historia, añade: "principalmente he trabajado con artesanos locales (carpinteros, herreros…), que han fabricado mis diseños de muebles y lámparas y con el taller artesanal de Guillermo Bujosa para las telas.
Cap Rocat: www.caprocat.com
Carretera de Cap Enderrocat, s/n. Cala Blava-Mallorca