Casi todos perdemos la vista en los contenedores de desescombro que encontramos situados frente a los portales. A menudo, lo inservible para algunos puede ser una auténtica joya para otros.
Un viejo cajón puede esconder madera muy útil para reconvertido en estantería. Para ello, necesitaremos brocha, pistola de calor, espátula, pistola de cola, papel de lija, sierra de calar, un cajón viejo, moldura, tirador, tabla de pino, puntilla y tinte para madera.
Preparando el material Comenzaremos descubriendo la madera original. Para ello, quitaremos el pomo del viejo cajón y decaparemos toda la superficie.
Para un acabado perfecto, lijaremos toda la madera a mano. Este proceso lo podremos realizar también con procedimientos químicos, a través de decapantes.
Realizada esta tarea, el cajón está ya listo y podremos empezar a preparar los estantes que irán en su interior. Tomaremos las medidas detalladamente, ya que a menudo los cajones viejos se deforman con el uso. Aprovecharemos para marcar el lugar donde colocaremos los soportes para las baldas.
Remate decorativo Con la sierra de calar cortaremos los estantes, así como unos listones de tres o cuatro centímetros de anchura que servirán para preparar un remate decorativo a modo de pequeña barandilla.
El trazado de la moldura lo haremos con una moneda o cualquier otro objeto similar. Realizaremos el motivo escogido desde el centro hacia los lados, de forma que los dos acabados sean simétricos.
Tras lijar todas las piezas, encolaremos el remate del estante dejando un reborde de aproximadamente un centímetro.
Un bonito acabado Con las estanterías colocadas y la cola seca, procederemos al tintado de la madera. Cuando apliquemos el tinte es aconsejable realizar pruebas en una superficie de desecho hasta dar con el tono deseado.
Para terminar, volveremos a colocar un tirador, el original o cualquier otro que sea de nuestro agrado. Será el toque que recuerde el origen de este pequeño mueble que hemos diseñado.
Por supuesto, podremos decorar la madera con puntillas de encaje o cualquier otro acabado decorativo, como el estarcido o incluso el pirograbado.