Puertas que no cierran bien: un estorbo de fácil solución
Sigue nuestros consejos y ahórrate la factura del carpintero
Uno de los problemas más comunes y molestos en los hogares es que una puerta no cierre bien porque está rozando en alguno de sus bordes. Cada vez que la abres o cierras, tienes que hacer una fuerza impetuosa. Pero, ahora, tú puedes corregir el problema sin necesidad de llamar a ningún carpintero.
Las puertas de madera sufren mucho los cambios de temperatura. Éstos tienden a hacer que la madera se hinche y se abombe, incluso hasta el punto de no ajustarse en el marco.
También la humedad puede producir este efecto
Aun así, antes de realizar cualquier arreglo a la puerta, lo recomendable es comprobar si es necesario ajustar con un destornillador cada uno de los tornillos que sostienen las bisagras. Es un problema muy común y de fácil solución. Simplemente con apretar esos tornillos, la puerta vuelve a funcionar correctamente.
Si después de apretar estos tornillos la hoja de una puerta de madera continúa rozando contra el marco, es necesario realizar otros pasos. No obstante, se trata de un desarreglo muy fácil de solucionar como verás a continuación:
- Lo primero que debes hacer es localizar el punto donde roza la puerta. Para ello, insertaremos una cartulina fina, que desplazaremos a lo largo de la misma, desde la parte superior. Repetiremos la operación hasta ver el punto donde la cartulina se queda bloqueada, lo que nos permitirá ver el punto o los puntos de roce, que marcaremos con un lápiz. También podemos pintar con una tiza el borde de la puerta y abrirla y cerrarla varias veces. El área donde menos se vea la tiza, es el que tienes que lijar.
- A continuación, saca la puerta del quicio, con cuidado de no dañar el marco. Calcula la madera que tienes que rebajar del canto.
- Para realizar esta operación de cepillado de la puerta, puedes utilizar un cepillo de carpintero, una lijadora automática, o hacerlo a mano, con una lija gruesa. Esto último te llevará más esfuerzo y tiempo, pero comprobás que los resultados son igualmente eficaces.
- Debes sujetar firmemente la puerta, con ayuda de unas cuñas o con otra persona que te eche una mano. Empieza a cepillar la zona marcada de forma suave, pero firme. Hay que comprobar cada cierto tiempo la puerta, para no lijarla demasiado.
- Para terminar el proceso con un resultado espectacular, da una capa de barniz del mismo color de la puerta en la zona reparada. Cuando esté totalmente seco, ya podéis colocar de nuevo la puerta en su sitio.
Operación simple y sencilla
Es una manera rápida y sencilla de solucionar un problema muy típico en todas las casas. Tan sólo necesitas un poco de tiempo y paciencia. Verás como el resultado es idéntico al realizado por un carpintero profesional. Y todo ello sin gastarnos ni un solo euro.
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