El suelo es uno de los elementos fundamentales de nuestro hogar. Podemos optar por un número infinito de materiales que van desde la cerámica, el corcho o la madera. Para elegir correctamente el suelo, tenemos que pensar en el estilo con el que queremos impregnar a nuestro hogar. Dependiendo de la clase de pavimento que escojamos, nuestra vivienda tendrá un ambiente u otro.
El suelo más común, la madera
Uno de los revestimientos más populares en las casas españolas es la madera. Dentro de sus múltiples variantes encontramos dos por encima de todas: el parqué y la tarima flotante. El parqué, por su calidad y belleza, es una de las superficies más demandadas. Son láminas de madera que hay que pegar directamente sobre el cemento. Este tipo de suelo es más sólido, por lo que al cabo del tiempo, sale más rentable.
Otra de sus ventajas es la gran capacidad aislante que posee. Además es mucho más resistente a los productos químicos y de limpieza, así que permite eliminar las manchas de forma más fácil. El parqué cuenta con una gran variedad de maderas que van desde el pino y abeto, las más comunes y económicas, hasta el bambú y el wengé, que son más resistentes, pero más caras.
El parqué requiere cuidados especiales
Por el contrario, este tipo de base de madera requiere unos cuidados bastante frecuentes. Si queremos que nuestro parqué presente un aspecto brillante y luminoso a lo largo del tiempo, tendremos que lijarlo y barnizarlo cada cinco años. Su instalación es complicada. La casa tiene que estar totalmente vacía. Además la toxicidad del barniz recién aplicado sobre la madera, nos obligará a buscarnos otra vivienda durante unos cuantos días.
La tarima, como un rompecabezas
La tarima flotante, por el contrario, tiene la ventaja de que podemos colocarla sin necesidad de quitar el pavimento anterior. No necesita ni clavos ni adhesivos para su fijación. Es tan simple como hacer un puzzle con unas piezas algo más grandes. Además las tablas vienen ya barnizadas de fábrica así que, podemos instalarlas en sólo un día. Esta superficie está formada por láminas de madera, o compuestos que imitan dicho material. El grosor de sus tablas puede variar entre los 7 y los 12 mm. Existe la posibilidad de colocarlas más gruesas, de madera maciza, pero son bastante más caras.
La tarima nos ofrece una gran cantidad de estilos, formatos, colores y texturas, por lo que no tendremos ningún problema a la hora de combinar nuestro suelo con el resto del mobiliario de nuestro hogar. En función del uso que le vayamos a dar y la ubicación de nuestra vivienda, deberemos elegir entre su amplia variedad. Este abanico de posibilidades van desde el roble, el haya o el cerezo, hasta maderas de árboles tropicales, que resisten mejor la humedad.
Cada vez más elegantes, versátiles y resistentes, la amplia variedad de suelos de maderas que encontramos en el mercado, nos proporcionará una calidad difícil de igualar por otras superficies.