A continuación explicaremos cómo conseguir una preciosa textura para tus paredes, algo que puede lograrse aplicando una capa de esmalte coloreado, que contrastará con el color base de la superficie. En este sentido, las paredes deben prepararse para obtener la superficie más lisa posible y a continuación se aplicarán dos capas de pintura mate.
En cuanto a la lista de herramientas necesarias, ésta se reduce a: una paletina, una brocha ancha de cerdas cortas y un cepillo suavizador para aplicar, extender y acabar el esmalte coloreado, que se obtiene añadiendo colorante al esmalte transparente.
Suavizar el acabado esmaltado
A continuación te explicamos una de las dos formas existentes para aplicar el esmalte coloreado:
1- Aplicar el esmalte: Carga la paletina con el esmalte coloreado y aplica la brocha en todas las direcciones sobre un área de un metro cuadrado cada vez. Los esmaltes coloreados se secarán rápidamente.
2- Extender el esmalte: Utiliza una brocha de pared de cerdas cortas para extender el esmalte coloreado. Empieza eliminando las marcas de pelo más evidentes y prosigue hasta que el esmalte quede uniforme.
3- Alisar el esmalte: Pasa las puntas del cepillo en todas las direcciones. Para evitar la acumulación de pintura, limpia de vez en cuando las cerdas sobre un trapo.
El esponjado
El esmalte coloreado también puede aplicarse con una esponja, una técnica gratificante y que apenas supone complicaciones. Los utensilios son sencillos: lo único que se necesita es una bandeja para el esmalte y una esponja natural de buena calidad.
El esmalte coloreado es la pintura más indicada para la técnica del esponjado y debe aplicarse sobre una superficie ya cubierta de pintura de esmalte semimate o satinado. Según el efecto deseado, se pueden aplicar dos o tres colores que combinen con la pintura mate de la base.
La técnica de esponjado puede resumirse en los siguientes pasos:
1- Cargar la esponja: La cubeta para rodillo es el recipiente más indicado para el esmalte coloreado. Prepara el esmalte en un cubo y viértelo en la cubeta. A continuación, recoge un poco de esmalte con la esponja y presiona sobre la rampa para deshacerte de la pintura sobrante.
2- Aplicar el esmalte: Sostén la esponja con cuidado y aplícala con un efecto moteado entre el fondo y los tonos aplicados. Si la esponja se sobrecarga y la pintura empieza a gotear, escurre el sobrante con el trapo. Cuando se haya secado, sella la superficie con una mano de barniz mate.