Del perfilado al alisado o el camino de la perfección

El perfilado es una técnica que se emplea para realizar una unión claramente definida de colores diferenciados en la parte en que las paredes se unen al techo.

Por hola.com

Esta técnica es muy sencilla: coloca la brocha cargada sobre la superficie de la pared, paralela a la arista del techo y cerca del mismo. Ahora bien, recuerda que la pintura adyacente debe estar seca antes de aplicar el segundo color.

A continuación, presiona la brocha suavemente hasta aplanarla: las cerdas se abrirán ligeramente creando un reborde de pintura que llegará uniformemente hasta la arista. Después, continúa el brochazo hacia un lado o hacia abajo para lograr una unión de color uniforme.

 

Recortar

Esta técnica sirve para pintar alrededor de marcos de ventanas y puertas, antes de seguir con el resto de las habitaciones. Utiliza una brocha pequeña para pintar bandas de 2,5 a 5 cm. de ancho, partiendo de los bordes de la arista.

A continuación, emplea una brocha grande o un rodillo con el fin de cubrir las bandas y de que se mezclen con la capa de color. El proceso es sencillo: en primer lugar, tendrás que pintar una serie de pequeñas bandas de color en la pared, perpendiculares al marco de la puerta. Después, pinta repetidas franjas paralelas al marco para que se fundan con las bandas.

Alisar una superficie pintada

En la pintura pueden quedar residuos, partículas de polvo o cerdas de brocha mientras se trabajo. Por ello, será preciso lijar, eliminar el polvo o lavar la superficie con cuidado entre capa y capa de pintura, con el fin de quitar imperfecciones.

Para eliminar cualquier deformación y obtener una superficie acabada muy lisa, utiliza papel de lija de grano fino, una brocha vieja o un trapo sin pelusa. A continuación, te explicamos cómo realizar estas tareas:

1- Lijar: Cuando la mano de pintura esté completamente seca, utiliza un bloque de corcho envuelto en papel de lija fino para alisar ligeramente la superficie.

2- Quitar el polvo: pasa la palma de la mano sobre la pared para verificar que la parte lijada haya quedado lisa. Después, elimina el polvo con una brocha vieja.


3- Limpiar: quita las finísimas partículas de polvo y los restos pasando un trapo húmedo por la superficie pintada. Una vez realizada esta labor, podrás aplicar otra capa de pintura si lo crees conveniente.