Aunque su construcción puede llevar bastante tiempo, los arriates elevados son una magnífica opción para resolver bastantes problemas habituales de la jardinería, como las diferencias en el drenaje o la baja calidad de la tierra, pero también son útiles para añadir interés a terrenos planos o para nivelar algunas zonas en jardines en pendiente.
Por otra parte, en jardines de reducidas dimensiones, los arriates elevados pueden combinarse con pavimento para conseguir un patio o un jardín más recogido.
Asimismo, este tipo de construcciones ofrecen múltiples posibilidades en cuanto a su diseño, ya que pueden ser cuadrados o rectangulares, o bien diseñarse específicamente para ser colocados en una esquina del jardín.
Ventajas técnicas
Los arriates elevados pueden albergar bastante más tierra que tiestos y jardineras, por lo que son mucho más fáciles de cuidar y permiten el cultivo de plantas de mayores dimensiones.
Además, estos elementos ofrecen la posibilidad de cultivar plantas en el jardín que, en otras circunstancias, difícilmente prosperarían.
En este sentido, la tierra de los arriates elevados se calienta mucho más deprisa que la del jardín, por lo que pueden empezar a cultivarse al inicio de la primavera, un aspecto muy destacado si pretendemos cultivar verduras o flores tempranas.
Arriates elevados de ladrillo
Los arriates elevados de ladrillo se construyen igual que los muros de contención sólidos, con la única diferencia de que las paredes del arriate son verticales y no ligeramente inclinadas.
Estas construcciones se preparan con ladrillos cementados con mortero. En este sentido, antes de rellenar el arriate con tierra, es necesario cubrir el interior del murete con pintura para protegerlo de las inclemencias del tiempo.
Finalmente, se rellena el arriate con grava, gravilla y tierra convenientemente removida para disponer un lugar idóneo para el cultivo.
Madera, la otra alternativa
Los arriates elevados también pueden hacerse de madera. En este sentido, las tablas de madera blanda tratada por presión, muy resistentes a la humedad, constituyen un material económico ideal para preparar sencillos arriates elevados para el huerto.
La fabricación es muy sencilla: tras colocar y asentar los bordes de madera, deberás rellenar el arriate con tierra, asegurándote de crear las condiciones correctas para los tipos de plantas que pretendes cultivar.
Finalmente, deberás realizar las plantaciones y cubrir el suelo con cortezas desmenuzadas o gravilla que ayudarán a conservar la humedad.