La mejor manera de llevar a la práctica esta tarea consiste en trazar a ojo un plano aproximado del terreno existente, plasmándolo en una hoja de papel en la que deberás anotar las dimensiones generales del espacio disponible. Para ello, el primer paso consistirá en medir milimétricamente el terreno del que dispones. En este sentido, los jardines rectangulares pequeños son muy fáciles de medir y a veces las lindes se calculan simplemente contando los tramos de valla y multiplicándolos por la longitud de cada tramo.
Mejor acompañada que sola
Sin embargo, en la mayoría de ocasiones tendrás que servirte de una cinta métrica para medir tu jardín. Para estos casos, una cinta profesional de gran longitud se convierte en una herramienta de extraordinaria utilidad. Todo depende de las dimensiones de tu jardín. Para superficies reducidas, será suficiente con la habitual cinta métrica plegable de tres metros de largo que todos tenemos en casa; pero para grandes jardines te convendrá aprovisionarte de una cinta profesional de unos 30 metros.
No dudes en solicitar ayuda en casa, ya que la medición será mucho más sencilla si se tiene a alguien que pueda sujetar el otro extremo de la cinta y que anote los posibles desniveles a los lados o en la dirección de la medida.
El plano debe aproximarse a la realidad
El siguiente paso consiste en tener en cuenta la posición de los elementos permanentes que continuarán en el mismo lugar en el que estaban después de que hayamos consumado nuestra tarea.
La mayoría de los objetos –como por ejemplo el muro de la casa-, pueden medirse según ángulos rectos a partir de una línea base sobre el plano. No obstante, habrá otros elementos que tendrán una posición más difícil de calcular, como por ejemplo los árboles, cuya representación en el plano no será exacta, pero sí aproximada.
Si tu jardín es pequeño, podrás preparar todo el plano de una sola vez. Con la ayuda de la familia, un lápiz sobre la oreja y una cinta métrica en la mano, pasarás una tarde entretenida y te sorprenderás al descubrir que ese jardín que en las escrituras de tu vivienda tenía 30 metros cuadrados en la realidad no llega ni a 20.
Por el contrario, cuando sea demasiado grande, tendrás que hacer el boceto por secciones, que luego unirás al realizar el plano final a escala.