Te descubrimos los vinos de Rueda más versátiles a través de sus bodegas

Hasta hace no mucho sólo se identificaba Rueda con un vino blanco joven, elaborado con uva verdejo, de aroma y sabor afrutados. Esta Denominación de Origen, la primera que se creó en Castilla y León y la segunda en España, cada vez se asocia a un producto más versátil. Y es que muchas de las 70 bodegas que acoge están apostando por elaborar vinos diferentes. Te contamos lo que están haciendo algunas de ellas y te animamos a que las visites

por ¡HOLA! Cocina

En la D.O. Rueda, que garantiza la calidad, autenticidad y origen de sus vinos, hay 74 municipios que se reparten por las provincias de Valladolid, Segovia y Ávila, aunque la mayor concentración de bodegas está en el triángulo formado por Rueda, La Seca y Serrada.

El carácter de los vinos que se elaboran en esta zona viene marcado por las características del viñedo, un suelo cascajoso, el clima continental y la variedad de uva verdejo (aunque también están admitidas por la D.O. otras blancas como la viura o macabeo, la ‘sauvignon blanc’ y la palomino fino y las tintas tempranillo, ‘cabernet sauvignon’, merlot y garnacha).

 

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La mayoría de los vinos que se producen en esta zona se hacen con verdejo (un 85,5% del total del viñedo corresponde a esta uva) y son jóvenes, pero muchas de sus bodegas están apostando por otro tipo de elaboraciones: fermentados en barrica, espumosos, dulces, rancios... La mayoría de ellas, con cita previa, admiten visitas que suelen incluir catas y, en algunos casos, un recorrido por sus viñedos. Estamos en una de los mejores lugares de España para disfrutar del enoturismo y existe una ruta dedicada a descubrir sus múltiples atractivos (www.rutadevinoderueda.com), que propone, entre otras actividades, paseos en bicicleta, vendimia tradicional al amanecer o por la noche, menús y maridajes especiales o visitas teatralizadas.

 

La Seca

Este municipio del corazón de Rueda concentra más de 20 bodegas y un 18,8% de las hectáreas de viñedo de la D.O. Arrancamos aquí para visitar el viñedo de Javier Sanz, cuya filosofía se basa en la conservación de viñas prefiloxéricas (la más antigua data de 1863, y se llama ‘Pago de Saltamontes’) y en la recuperación de variedades casi en extinción como la tinta ‘colorado’ de una cepa única o la ‘verdejo malcorta’, de difícil recolección. En esta bodega trabaja la quinta generación y de su mano podrás conocer cómo era el proceso de elaboración hace cien años, en su lagar, que conserva aperos y maquinaria de comienzos del siglo XX.

 

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Continuamos nuestra ruta hasta llegar al moderno edificio de José Pariente, que también se encuentra en este municipio vallisoletano. Es una bodega familiar, con viñedo propio, que trabaja con las variedades verdejo y ‘sauvignon blanc’ y elabora una gama de 6 vinos distintos, desde el joven, pasando por el fermentado en barrica hasta uno dulce, y el Cuvée especial’, cuya fermentación se realiza en unos depósitos de hormigón, con forma de huevo -algo que se está convirtiendo en habitual en muchas bodegas de la zona-. Además de sus inversiones en I+D+I, tienen muy presente la sostenibilidad del medioambiente y trabajan el viñedo de forma ecológica.

 

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Asimismo, La Seca acoge una filial de la prestigiosa y centenaria bodega Protos, que inició su andadura en Ribera del Duero y desembarcó en Rueda hace 11 años. Trabajan cien por cien la uva verdejo, con la que elaboran un verdejo joven y otro que fermentan en barrica nueva de roble francés.

 

Rueda

En este municipio, donde está la sede del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rueda (www.dorueda.com), se localizan más de 20 bodegas acogidas a la D.O.

Como por ejemplo, Félix Sanz que, aunque data de 1934, hoy la propiedad no es la de entonces. La zona de elaboración es pequeña, pero conserva un espectacular calado del siglo XV con una bodega subterránea a más de 15 metros de profundidad, repleta de arcos de ladrillo de barro. Su marca más emblemática es ‘Viña Cimbrón’ y además elabora vinos tintos en Ribera del Duero bajo la etiqueta ‘Montenegro’.

 

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En Rueda se encuentra también Valdecuevas, una bodega moderna y muy funcional cuya actividad comienza con la producción de aceite de oliva virgen extra de la variedad arbequina en Medina de Ríoseco (Valladolid). Las vistas que se pueden contemplar de su mar de viñedos desde la sala de catas es un espectáculo impresionante. Allí probamos -tras un apasionante juego para detectar aromas que luego estaban en sus vinos-: los blancos Flor Innata y Valdecuevas (joven, Cuvée y fermentado en barrica) y también uno de sus rosados.

 

Dentro de esta Denominación de Origen se está viendo que algunos de sus vinos, según su método de elaboración, pueden perdurar y evolucionar en el tiempo y, por tanto, pueden tomarse unos años después de su embotellado y están en las mejores condiciones. Bodegas como Finca Montepedroso realiza catas verticales de diferentes añadas con magníficos resultados (su primera elaboración en Rueda data de 2008 y desde entonces sólo hacen un verdejo clásico, sin crianza en madera). Pertenece a la familia Martínez Bujanda, histórica dentro del mundo del vino, y se enclava en un edificio completamente integrado en el paisaje.

 

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Serrada

Conforma uno de los 3 municipios del corazón de la D.O. y reúne 4 de sus bodegas. Hacemos un alto en Diez Siglos de Verdejo (para conocer sus instalaciones y también para acompañarles en la vendimia nocturna, mecanizada y realizada por la noche para evitar las altas temperaturas del día y la fermentación y oxidación de la uva antes de tiempo, para lo que también se ayudan de nitrógeno). No es una cooperativa pero reúne a 65 viticultores de toda la zona, que en total poseen 380 hectáreas de viñedo, plantado en un 98% con la variedad verdejo. Dispone de la tecnología más innovadora, gracias a la cual -y a una magnífica uva de gran calidad- hacen marcas como ‘Momento 10’, ‘10 siglos’, ‘Nécora’, ‘Canto Real’ o ‘Castillo de La Mata’.

 

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Acabamos nuestro periplo vinatero en Rueda en la histórica bodega Hijos de Alberto, que está asentada en una antigua casa de labranza de 1657, fue fundada por la Orden religiosa de los Dominicos y pasó a manos de la familia Gutiérrez en 1941. Son una auténtica joya sus cuevas subterráneas excavadas a mano por los monjes, que aún albergan depósitos de hormigón y de madera donde fermentaban el vino. Elaboran varios tipos de vino pero el más singular es el ‘Dorado’, que elaboran mediante el método de criaderas y soleras, similar al que se usa para hacer los vinos de Jerez. Tradicionalmente se conocía como ‘vino rancio’, y hoy esta bodega es pionera en su recuperación. Previamente, lo tienen al aire libre dentro de unos depósitos de cristal denominados ‘damajuanas’, donde le da el sol y el aire para su posterior envejecimiento en soleras, conservando la madre de más de 70 años

 

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