Ocho preciosas terrazas que te sorprenderán… ¡donde menos te lo esperas!
No se ven a simple vista. Es necesario atravesar el umbral de hoteles, restaurantes, incluso tiendas para toparnos con ellas. Hoy en nuestra agenda visitamos algunas de las mejores terrazas ‘escondidas’, perfectas para tomar una copa, comer unas tapas, leer un libro u organizar una cena romántica.
Cumple todos lo requisitos: es bonita, está ‘escondida’ y es perfecta para paliar los estragos de este sofocante verano que estamos atravesando. Se trata de la terraza del Hotel VP Jardín de Recoletos. En la calle Gil de Santivanes de Madrid se esconde un verdadero remanso de paz en medio del bullicio del asfalto de la capital y un lugar para muchos todavía por descubrir. Es la idea, ¡nosotros os lo mostramos!
Una de las cosas que más nos gustan de esta terraza escondida es su exuberante vegetación, repleta de magnolias, margaritas y geranios, hasta palmeras y madroños. Así, sintiéndonos como en un auténtico oasis, sus platos 'estrella' para este verano (delicias como la ‘ensalada de aguacate y salmón’, el ‘salmorejo cordobés’ o el 'carpaccio de pulpo con aliño de ñoras'), saben –si cabe- mucho mejor. Además, cuenta con una recién inaugurada carta de Gin tonics, cócteles y cervezas, para que no falte de nada en la primera parada de nuestro recorrido.
También en la capital, a tan solo unos pasos de la Plaza de Cibeles, se encuentra Cien Llaves, una terraza convertida en un idílico jardín con muchísimo encanto. Ubicada en el Palacio de Linares y rodeada de árboles, plantas y arbustos, resulta el refugio perfecto donde cenar, y hacerlo muy bien, con una cocina basada en producto y origen.
Y de terrazas de restaurantes y palacios hasta nuestra siguiente parada, la terraza de la tienda Salvador Bachiller en la madrileña calle Montera. Su existencia es uno de los secretos mejor guardados y quienes la conocen, son fieles. Siempre está bastante concurrida y la verdad es que no es para menos.¿Su nombre? El Jardín Secreto. Un espacio 'escondido' realmente acogedor donde sirven desayunos, meriendas y alguna que otra opción de picoteo saludable. Su carta es bastante sencilla, pero deliciosa, y es el lugar perfecto para, por ejemplo, disfrutar del clásico té británico sin necesidad de salir de la capital.
Y aunque hasta septiembre no se pueda disfrutar de una de las terrazas escondidas más románticas de Madrid, Donde Mónica no podía faltar en este listado. Perfecta para cualquier hora del día, esta monísima terraza –arquitectónicamente es más parecida a un patio interior rodeado de vegetación-, es perfecta para ser disfrutada durante todo el día, aunque su ‘brunch’ del domingo es una cita ineludible. Cremas, ensaladas, sándwiches, foccacias, la oferta ‘gastro’ de 'Donde Mónica' es sencilla, y siempre sorprende con algún plato ‘extra’ fuera de carta. Lo dicho, habrá que esperar hasta septiembre.
En Barcelona, una de las terrazas escondidas más deseadas es la que se ubica el 'Hotel Mandarin Oriental', en mitad del famoso Paseo de Gracia: El jardín Mimosa. Aquí se puede disfrutar de un delicioso cóctel o comer cualquiera de las especialidades de Ángel León, el 'Chef del mar', rodeado de mimosas y de lavandas, un verdadero oasis de sofisticación donde, sin duda, merece la pena refugiarse.
Lo mismo que sucede, aunque de manera menos lujosa, con La Caseta, situada en el Mirador del Migdia, en Montjuic, un lugar muy popular y muy secreto a partes iguales. Quienes lo conocen son verdaderamente incondicionales –cuenta con unas excepcionales vistas sobre el mar y la montaña- y es una alternativa fresca al calor del verano, siendo el único punto de la ciudad desde dónde se puede contemplar la puesta de sol de Barcelona. Pero hay más. Su oferta gastronómica (butifarra, pollo a la brasa, ensalada con vinagreta de miel y mostaza, pan tostado con tomate…) es tan sencilla como su mobiliario y cuenta con una programación musical y de ocio que acompaña la visita a ritmo de ‘funky’ o rumba.
En el Paseo Marítimo de la Patacona, Valencia, un poco más expuesta de lo que nos gustaría, pero igualmente preciosa, hacemos un alto en el camino para descansar, charlar y picar algo en La más bonita. Auténtica dieta mediterránea en un lugar cuya arquitectura y decoración recuerdan notablemente a la isla de Formentera. Aquí se puede degustar comida casera, ecológica y de comercio justo. Además de ser un sitio de lo más agradable, cuenta con unas excepcionales vistas al mar.
Y como nos hemos quedado con ganas de más Formentera, y con ganas de seguir desvelando lugares secretos, la terraza del restaurante Can Carlos es otro de esos lugares escondidos que merece la pena descubrir. Siempre concurrida y siempre preciosa, la carta de este restaurante con encanto en Formentera rezuma inspiración italiana por los cuatro costados y aquí se pueden degustar unos deliciosos ‘ravioli con peras y queso pecorino’, ‘gnocchi de patata y langosta’ o el ‘tagliolini alla carbonara con aceite de trufas blancas’. ¡'Buon appetito'!