Planes 'gastro': una ruta muy sabrosa por el Algarve portugués
A su buen clima e interminables playas se suma una oferta culinaria para chuparse los dedos. Hoy nuestra agenda vuelve a ponerse viajera… ¡Nos vamos al Algarve!
La región más meridional de Portugal es de sobra conocida por el viajero español (y por el de medio mundo, claro). Por eso no es de extrañar que el Algarve resulte siempre un buen recurso a la hora de organizar una escapada para divertirse, pero sobre todo donde comer, y comer muy bien. Con una gastronomía basada prácticamente en lo que el mar ofrece, sobre la mesa de cualquier restaurante del Algarve nunca podrán faltar platos a base de pulpo, mejillones, camarones, almejas y casi cualquier pescado, de forma muy especial, el bacalao. Bien saben, y aplican, esta base gastronómica en cualquiera de los restaurantes del hotel ‘Vila Vita Parc’, todo un destino en sí mismo que, sin necesidad de salir de su extenso complejo, ofrece al viajero un recorrido gastronómico por lo mejor del Algarve.
Buena prueba de ello la encontramos en uno de sus restaurante, Adega, donde es posible probar muchas de las especialidades de la gastronomía portuguesa (incluidas regiones como Azores o Madeira), y hacerlo rodeados de muchísimo encanto. Para ir despertando el apetito, lo ideal es comenzar la comida con un entrante típico como es el paté (el de queso y el de sardina son simplemente sublimes), para continuar con algunos de los entrantes más populares de su carta, como las almejas, cocinadas con aceite y ajo, o el pulpo. Si prefieres una opción un poco menos 'marina', el chorizo asado es una de las especialidades, no solo en Adega, sino en todo el país.
Aunque si hay algo que brilla por encima de cualquier otro plato en la carta de este típico restaurante portugués, esa es su famosa cataplana. Y, a pesar de que se conozca así a este tradicional plato, realmente la cataplana es el nombre de la olla donde se cocina y se sirve, y luego los ingredientes van variando. Obviamente, las cataplanas más populares son las de pescado, sobre todo bacalao, y las de mariscos como las almejas. El plato, una vez cocinado, resulta una especie de guiso con verduras y caldo. Algo sencillamente delicioso incluso para las calurosas noches de verano.
Pero si hay un restaurante que brilla con luz propia dentro de los muros del 'Vila Vita Parc', ése es su restaurante Ocean que, con dos estrellas Michelin y unas vistas de infarto sobre el Atlántico, es uno de los mejores restaurantes de lujo donde comer en el Algarve, y ciertamente en todo Portugal.
Su chef ejecutivo, el austríaco Hans Neuner, fue nombrado Chef del Año 2009 y 2012 de Portugal y desde 2011 luce con orgullo sus merecidas dos estrellas Michelin. Ocean es un restaurante de contrastes. Pensado para poco más de 30 comensales, su espacio es un continuo ir y venir de platos como el ‘Rodaballo atlántico con espuma de espárrago blanco’ o el ‘Carabinero con caviar y menta de Marruecos’.
Bajo el nombre de ‘Momentos culinarios’, la oferta gastronómica de Ocean se centra en tres menús degustación que van desde los tres hasta los seis platos. Mucho nivel en una gastronomía donde el producto es el rey, con lo mejor que da el mar y lo mejor que da la tierra, juntos o por separado, y una técnica depurada que hace que todo parezca más simple de lo que es. Se trata de una de las máximas en la cocina de Neuner, ‘keep it simple’ (hazlo fácil), para lograr una comida moderna y fresca que apuesta por lo local con un énfasis en pescados y mariscos del Atlántico, fruta, verdura, carne, caza y vinos del corazón de Portugal, a los que se suman los del complejo de vinos propios y productos orgánicos de la finca 'Herdade dos Grous' en el Alentejo.
Legado histórico… y gastronómico en Tavira
A unos 45 minutos en coche de Porches, donde se ubica el Vila Vita Parc, hacia el este, se encuentra situada la ciudad de Tavira, una de las más bonitas del Algarve. Aquí, alejados de estrellas Michelin y manteles de hilo, el lujo gastronómico es el que se sirve a ambos lados del río Gilão, en pleno Parque Natural de la Ría Formosa. Extensas playas casi vírgenes, una arquitectura típica que ha sabido conservar toda su esencia como la que se puede apreciar en la Plaza de la República o la Rua da Liberdade, tradicionales y coloridas fachadas repletas de azulejos portugueses y, cómo no, una mesa alrededor de la que sentarse y sencillamente disfrutar.
Una buena alterntativa, por ejemplo, es hacerlo en Sabores Da Ria, un restaurante sin pretensiones con vistas a la Ría de Cabanas, muy cerca de Tavira, donde comer buen pescado y mejor marisco. Sardinas a la brasa, cómo no, coquinas, pulpo, almejas y hasta un atrevido calamar en salsa de guacamole son algunas de las especialidades que se pueden disfrutar en este restaurante estrecho y más bien caótico que todo lo compensa con su excelente producto, sus buenos precios y la sonrisa de sus gentes. Y ojo con las raciones, son bastante generosas. Como todo en Portugal.
Tras hacer un alto en el camino para visitar Santa Luzía, la capital del pulpo, situada muy cerca de Tavira, ponemos rumbo hacia el oeste del Algarve. Nuestro siguiente destino es Portimão, otra de las paradas imprescindibles en cualquier ruta gastronómica. Con una mezcla arquitectónica de entre finales del siglo XIX y principios del XX en la parte antigua de la ciudad, destacan sobre todo los tonos pastel en azul, rosa y coral de sus edificios, y cómo no, sus característicos azulejos. Para comer, su oferta gastronómica llama particularmente la atención por abundante y por económica, siendo el pescado en general y las sardinas en particular, lo más típico de esta ciudad marinera.
Una de las mejores muestras de esta gastronomía sencilla y sin pretensiones que gobierna la ciudad es la que encontramos en el restaurante Toino Zé-O Mata Porcos. Lo que a priori puede resultarnos una simple cafetería, es en realidad una joya de restaurante para comer auténtica comida portuguesa donde destacan sus arroces, como el marinero y el de pulpo y cualquiera de sus especialidades de bacalao. En temporada tampoco faltan unas buenas sardinas a la brasa, servidas con ensalada y pan casero.
Si prefieres vivir un ambiente más marinero, cualquiera de los restaurantes del puerto sirven buenos 'grelhados' (pescados y carnes a la parrilla) y justo al lado se encuentra la nueva marina, o puerto deportivo, donde encontrar tiendas y terrazas en las que probar cualquier tipo de dulce –los portugueses son muy golosos- como los pasteles de nata (aunque originarios de Belem, se pueden encontrar por casi todo el país). Los más valientes siempre pueden apostar por rebajar la comida con un tradicional aguardiente de madroño, que aún hoy se fabrica de forma artesanal en plena sierra de Monchique. Para los amantes de la carne, en esta zona, además del aguardiente, también son muy populares sus embutidos y los guisos de caza.
No podíamos terminar esta ruta gastronómica sin hacer una parada en Faro, la modesta capital del Algarve. Mariscos, cataplana, chorizo, sardinas… casi lo hemos probado todo, así que ahora nos apetece descansar en un lugar con historia, tranquilo, relajado. Y lo hemos encontrado. En el Café Aliança se respira ese auténtico aroma portugués de decadencia. Un lugar con madera e historia frecuentado por locales y turistas en busca de, si no el mejor café de la región, sí el más bonito.