Un autobús viaja por la carretera con destino desconocido. En su interior, los concursantes de ‘Top Chef’ se preguntan cuál será esta vez el lugar elegido para el desarrollo de la primera prueba de la cuarta entrega del popular ‘Talent Show’. El autobus se detiene en una estación de servicio y, cuando todos piensan que sólo se trata de una ‘parada técnica’, Chicote anuncia al grupo que… ¡nada más lejos de la realidad!. ‘Este será el escenario de la llamada prueba de fuego’ que dotará a uno de vosotros con el brazalete de la inmunidad’, les anuncia.
¿El sorprendente reto para los concursantes?: cocinar un plato en 25 minutos con los ingredientes que puedan encontrar en la pequeña tienda del área de servicio, con dos dificultades añadidas: es preciso utilizar todos los elementos adquiridos en la tienda y, además, para la elaboración de la receta tan sólo disponen de sus cuchillos y de un pequeño camping gas.
Tras la ‘desubicación’ inicial por la sorprendente prueba, los candidatos pronto corren a la tienda en busca de sus ingredientes, no hay mucho donde elegir, pero, una vez más, tienen que ponerse las pilas. No queda más remedio.
En esta ocasión es Susi Díaz la miembro de jurado encargada de valorar los platos presentados: los hay para todos los gustos: canapés, ensaladas, croquetas, postres…
Es precisamente el autor de una propuesta dulce, Carlos (en la imagen superior), quien consigue ‘conquistar’ el paladar de la chef. Su ‘postre de gasolinera’, a base de ingredientes como tigretones, panteras rosas, gominolas o galletas Oreo, presentados en distintas texturas, resulta ser el plato ganador. ‘Tenía muy claro lo que quería coger. Quería hacer un postre muy goloso. Me hubiera encantado emplatarlo en un CD de Camela, aseguraba el chef valenciano, mientras tarareaba aquello de ‘‘Escúchame compréndelo, es imposible nuestro amor…’. Y añadía: ‘La inmunidad es muy importante para mí. Supone estar aquí una semana más y ‘comerme’ a toda esta gente’.
Para el desarrollo de la segunda prueba, la grupal, el equipo de trasladó hasta la finca ‘Jiménez Barbero’ (una finca de explotación de vacuno sostenible ubicada en Colmenar del Arroyo, en Madrid). Como cabía esperar, la carne iba a ser la protagonista absoluta. Divididos en dos grupos (por un lado el naranja, integrado por Honorato, Inés, Marta, Peña y Rebeca, y por otro el gris, formado por Víctor, Teresa, Fran, David, Carlos y Marc) tenían como misión preparar una barbacoa para cien estadounidenses. Las condiciones: utilizar dos piezas muy concretas: el lomo y la espaldilla, que deberían ser acompañadas de dos guarniciones y, al menos, una salsa.
Y, como viene siendo ya habitual en el programa, con la llegada de esta prueba grupal, llegaron también los problemas y las tensiones. Primer error grave: dos miembros de cada equipo debían encargarse del despiece de la carne. Sin embargo, las prisas hacen que, en ambos casos, lleguen a la sala de despiece sin haber consensuado previamente qué recetas se van preparar. Es el tipo de elaboración el que determina un tipo de corte u otro, de modo que, la prueba no contó con el arranque deseado. Además, a la dificultades culinarias propiamente dichas, se sumaban las ya viejas rencillas entre concursantes. En el equipo gris, Fran y el polémico Marc, encargados del despiece, no terminaban de entenderse: ‘Fran no me dejaba dar opinión sobre los cortes de carne’, aseguraba el catalán, visiblemente irritado. No obstante, esta vez, tras la experiencia vivida en programas anteriores, su actitud fue la de ‘lavarse las manos’ y no encender demasiado los ánimos.
Los cien estadounidenses empezaban tomar asiento, dispuestos a probar la recetas de ambos equipos. El naranja apostó por un entrecote con salsa chimichurri a lo provenzal y patatas asadas, y unas brochetas de res y champiñón, maíz a la brasa y guacamole. El gris, por su parte, quiso ganarse al público americano con una carne con salsa barbacoa por una lado, y otra pieza de vacuno marinada al estilo español con ‘baked potatoes’ y cebollas. Pero no lo consiguieron, de modo que fueron sus componentes (a excepción de Carlos, debido a su inmunidad) quienes tuvieron que vérselas en la última prueba, la de ‘la última oportunidad’.
La carne volvería a ser de nuevo ‘reina absoluta’ en este reto final. En estae caso, piezas de animales exóticos, poco habituales para el paladar español. Para ofrecer una masterclass sobre estos productos, el programa contó con la presencia del chef Víctor Gutiérrez, de origen peruano y cuyo restaurante homónimo ostenta una estrella Michelín en Salamanca.
Experto en este tipo de carnes, Gutiérrez dio un consejo fundamental a quienes de batían en la prueba final: ‘Antes de nada, haced un trocito de carne y probadla, así sabréis qué posibilidades puede ofreceros a la hora de cocinar’.
La suerte de los cuchillos habló, decidiendo, de manera arbitraria, qué carne trabajaría cada concursante: a Víctor le tocó la cebra (cuyo sabor y textura podría ser una mezcla de caballo y caza mayor). A Fran, la carne de Alce (baja en colesterol y muy rica en proteínas). A Marc, la de canguro, de sabor bastante intenso. Teresa tuvo que trabajar con la carne de bisonte, mientras que la de camello fue la elegida para David.
Y, a tenor de los resultados, no se le dio nada mal a este último, cuyo plato, ‘Camello del desierto’, fue considerado por el jurado el clarísimo vencedor. David quiso transportarles al desierto árabe (acompañando a la carne de camello: unas ‘dunas’ de dátil, curry y avellanas, cuscús de coliflor y esferas de remolacha, que según el cocinero, simbolizaban la sensualidad femenina). La poesía tuvo una buena traslación al plato. ‘Has hecho un buen trabajo’, comentaba Chicote. ‘Gracias por hacernos viajar’, comentaba Susi. ‘Yo aún sigo en la alfombra…’, aseguraba Yayo Daporta tras probar la receta.
Aunque no brillaron como David en la prueba, Vítor y Fran también consiguieron salvarse. Sólo quedaban Marc y Teresa, y en su ‘lucha final’ fue la cocinera manchega quien resultó finalmente vencida. Su ‘Steak tartar de bisonte con judías verdes y puré de plátano’ no gustó demasiado, dado que el sabor de la carne se perdía en la receta. ‘Te has llevado a un animal de 600 kilos por delante’, le comentó Chicote. 'No se identifica si es ternera, buey o bisonte’, aseguraba Yayo.
Críticas que Teresa supo encajar con honestidad: ‘No me ha salido lo que quería. Estoy de acuerdo con la decisión del jurado. Lo que más me fastidia es que no he podido demostrar cómo cocino. Mi cocina es más reflexiva, de cocciones más lentas. En las pruebas, el tiempo iba siempre en mi contra’, asumía la dulce cocinera quien se despedía del concurso y de sus compañeros con lágrimas en los ojos. ‘Me emociono mucho cuando me despido de la gente. Me da mucha pena. Pero yo sé que voy a seguir en contacto con todos, porque aquí he hecho amigos de verdad’.