La cuenta de Twitter del chef Diego Guerro estaba plagada ayer de numerosos mensajes de ánimo, de apoyo, de buenos deseos… Y es que ayer, 1 de julio, era el ‘día D’. El día en el que su nuevo restaurante, bautizado con el nombre de ‘DSTAgE’, abría sus puertas por primera vez.
VER GALERÍA
Pulsa sobre las imágenes para acceder a la galería fotográfica
Hace nueve meses el panorama gastronómico madrileño recibía una noticia que muy pocos esperaban: el chef Diego Guerrero se desvinculaba profesionalmente del ‘El Club Allard’, restaurante madrileño para el que había conseguido dos estrellas Michelin y en cuyos fogones había trabajado durante más de 10 años. Pronto se supo que el nuevo proyecto de este magnífico chef pasaba por abrir su propio restaurante, también en la capital. Lo que pocos adivinaron fue que sería tan pronto. ‘Es increíble haber puesto todo esto en pie en tan poco tiempo desde que dibujé la idea en una servilleta’, asegura Guerrero. O quizá no tan increíble si tenemos en cuenta que ha sido ‘un trabajo sin respiro, siete días a la semana y ni un solo día de vacaciones desde que dejé mi trabajo en El Club Allard’, según cuenta. ¿El resultado? Un proyecto totalmente personal en el que Guerrero se embarca no sólo como chef sino como empresario (es el propietario del establecimiento) y que busca romper con los conceptos de su etapa anterior, esto es, alta cocina pero sin ataduras ni convencionalismos (fogones abiertos al público, chefs en la sala, estrecha interactividad entre el chef y los comensales…).
Para ello, el cocinero ha estado detrás de todo el proyecto, cuidando hasta el más mínimo detalle. Comenzando por lo puramente gastronómico (en este terreno, ‘DSTAgE’ no propone carta sino dos menús a elegir: ‘DTASTE’, con diez platos, con un coste de 88 euros, y ‘DSTAgE’, con 13 platos, y un precio de 118 euros). Pero también en lo relativo al local en sí mismo. Un magnífico espacio ubicado en el popular barrio madrileño de Las Salesas, decorado con un aire moderno e industrial, y dividido en dos plantas: la principal, un comedor para unos 40 comensales, precedido por una barra donde se disfruta de los primeros snaks del menú. Por otro lado, una planta inferior que alberga la bodega (con unas 200 referencias tanto nacionales como internacionales), un pequeño patio-jardín donde se cultivan plantas aromáticas para su posterior uso en los fogones, y un espacio multifuncional que puede hacer las veces de ‘laboratorio creativo de ideas’, acoger eventos privados, clases de cocina, etc.
Nos contaba Guerrero en una entrevista concedida hace un par de años a Hola.com que sus claves para alcanzar el éxito pasaban por ‘el trabajo, la constancia y mucha humildad’. Virtudes de las que puede presumir y que, a buen seguro, le harán volver a alcanzar lo más alto con este nuevo ‘sueño profesional’ que acaba de echar a andar. Mimbres, desde luego, no le faltan.