Muchas sorpresas en un MasterChef que dice hola a dos nuevos concursantes
Una difícil prueba en la que la repostería tradicional era la protagonista —junto con las placas de inducción de Bosch— metió de nuevo a Lorena y a Cristóbal en el programa
El programa del pasado miércoles fue seguramente el más divertido de los que hemos visto hasta ahora. O, al menos, sí el más inesperado. Con auténticas sorpresas de esas que dan mucha vida a un espacio televisivo: con color —el rojo de los platos de los aspirantes en la primera prueba—, emoción y felicitaciones.
Pero sobre todo con la alegría de la vuelta de varios ex aspirantes que tuvieron que medirse con algunos de sus antiguos compañeros para lograr volver al concurso. Y esa fue la mayor sorpresa del día. Que ‘gracias’ a la salida voluntaria de Gonzalo la anterior semana, dos aspirantes pudieron ser rescatados.
Claro que no lo tuvieron nada fácil. Debieron enfrentarse a recetas complejas de preparar: repostería tradicional. De esa que ahora apenas hacen algunas amas de casa entregadas —y de cierta edad— y las mejores cocineras de algunos conventos de nuestro país.
Y ellas fueron precisamente las que juzgaron el trabajo a los fogones de los ‘aspirantes a aspirantes’. Realmente la prueba fue emocionante y divertida, porque los concursantes pudieron ayudar —o no— a los que quisieron. Y aquí también hubo sorpresas. Porque sólo dos de ellos se pusieron con las manos en la masa. Cristina eligió ponerse a las órdenes de Marina. Y Emil a las de Jorge, a pesar de que era Cristóbal quien le esperaba.
Y una nueva sorpresa, porque ninguno de los que recibieron ayuda fueron repescados. Lo fueron Cristóbal y Lorena, de la mano (mejor dicho de la espátula) de unos deliciosos huesos de santo y unas ‘jugosísimas’ —palabras textuales de Samantha— torrijas.
El reverso de la alegría de los concursantes repescados la puso la salida del concurso de Milagrosa, que se estrelló con dos recetas internacionales que ella no domina, en una prueba muy complicada. Porque los aspirantes —excepto los repescados y Vicky, que se había salvado de la eliminatoria—debían demostrar que sabían cocinar algún plato mexicano, árabe y/o tailandés.
Esta fue una prueba clave en la que Emil salió triunfante con su curry verde de calamares. Claro que tuvo la ayuda inestimable de las placas de inducción Bosch. Fundamentales para el guiso de Emil en el que cocinó parte del calamar con citronela, lima, cebolla, hinojo, setas… Y es que este estupendo electrodoméstico Bosch cuenta con control automático de temperatura del aceite.
Vale que Emil solo tuvo que alimentar a Samantha, Jordi y Pepe. Pero si hubiera tenido que preparar un gran menú, hubiera contado con la zona gigante Maxx de 32 centímetros de diámetro para cocinar con recipientes de gran tamaño.
Más información:
www.bosch-home.es
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Pero sobre todo con la alegría de la vuelta de varios ex aspirantes que tuvieron que medirse con algunos de sus antiguos compañeros para lograr volver al concurso. Y esa fue la mayor sorpresa del día. Que ‘gracias’ a la salida voluntaria de Gonzalo la anterior semana, dos aspirantes pudieron ser rescatados.
Claro que no lo tuvieron nada fácil. Debieron enfrentarse a recetas complejas de preparar: repostería tradicional. De esa que ahora apenas hacen algunas amas de casa entregadas —y de cierta edad— y las mejores cocineras de algunos conventos de nuestro país.
Y ellas fueron precisamente las que juzgaron el trabajo a los fogones de los ‘aspirantes a aspirantes’. Realmente la prueba fue emocionante y divertida, porque los concursantes pudieron ayudar —o no— a los que quisieron. Y aquí también hubo sorpresas. Porque sólo dos de ellos se pusieron con las manos en la masa. Cristina eligió ponerse a las órdenes de Marina. Y Emil a las de Jorge, a pesar de que era Cristóbal quien le esperaba.
Y una nueva sorpresa, porque ninguno de los que recibieron ayuda fueron repescados. Lo fueron Cristóbal y Lorena, de la mano (mejor dicho de la espátula) de unos deliciosos huesos de santo y unas ‘jugosísimas’ —palabras textuales de Samantha— torrijas.
El reverso de la alegría de los concursantes repescados la puso la salida del concurso de Milagrosa, que se estrelló con dos recetas internacionales que ella no domina, en una prueba muy complicada. Porque los aspirantes —excepto los repescados y Vicky, que se había salvado de la eliminatoria—debían demostrar que sabían cocinar algún plato mexicano, árabe y/o tailandés.
Esta fue una prueba clave en la que Emil salió triunfante con su curry verde de calamares. Claro que tuvo la ayuda inestimable de las placas de inducción Bosch. Fundamentales para el guiso de Emil en el que cocinó parte del calamar con citronela, lima, cebolla, hinojo, setas… Y es que este estupendo electrodoméstico Bosch cuenta con control automático de temperatura del aceite.
Vale que Emil solo tuvo que alimentar a Samantha, Jordi y Pepe. Pero si hubiera tenido que preparar un gran menú, hubiera contado con la zona gigante Maxx de 32 centímetros de diámetro para cocinar con recipientes de gran tamaño.
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