Sólo unas horas antes de que el pasado 29 de abril ‘El Celler de Can Roca’ fuera encumbrado en Londres como ‘El Mejor Restaurante del Mundo’, sus ‘capitanes’ (los hermanos Roca; Joan, Josep y Jordi) presentaban en un hotel de la capital británica su último proyecto de creatividad culinaria: ‘El Somni’ (‘sueño’, en catalán) o, lo que es lo mismo, una experiencia sensorial única que aunaría el mundo de la ópera y el de la cocina. ¿La idea? Explorar los límites de la creatividad gastronómica con la puesta en marcha de una cena en la que doce comensales disfrutarían de los doce actos de una ópera inédita, al tiempo que degustarían doce platos creados por los Roca, inspirados en dicho libreto. Y todo ello, acompañado y sustentado a partir de distintas proyecciones audiovisuales.
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La música -escrita por distintos compositores de relevancia internacional- comenzó a sonar. Y los platos de los Roca a desfilar, uno a uno, como hilo conductor de una historia en la que no faltó (al igual que en las mejores óperas) referencias a la mitología, el amor, la pasión, la soledad, la tristeza, el abismo, la esperanza, la muerte…
Preludio, primer acto, segundo acto... Así hasta completar las doce partes del libreto. Resultado: un maravilloso ejercicio de talento, emoción y sensibilidad que, felizmente, tendrá cierto recorrido más allá de su ‘estreno’ en la Ciudad Condal (la idea es llevar esta experiencia por todo el mundo, recorriendo las principales ciudades del planeta).
Unas cenas que se enmarcan en un proyecto global, y cuyos resultados se materializan también en otros soportes: un largometraje documental, un libro, dos exposiciones… (puedes encontrar toda la información a este respecto en la web de ‘El Somni’, así como la descripción de los todos platos y vinos servidos durante la velada).
Cuenta Joan Roca que fueron las figuras de François Vatel, célebre por sus magníficos banquetes en la Francia de Luis XIV, y de Richard Wagner y su concepción de la ópera como un ‘arte absoluto’ quienes inspiraron el nacimiento de este ‘Sueño en doce actos’. Sin duda, una hermosa fusión de talentos artísticos. Gracias, señores Vatel y Wagner, por servir de ‘musa’. Y gracias, señores Roca, por no dejar nunca de soñar.