Raquel Sánchez Silva ha tenido que revivir estos días momentos muy difíciles. Se acaba de cumplir un año del fallecimiento de su marido Mario Biondo, el pasado 30 de mayo, y ha tenido que volver a declarar sobre las circunstancias de su muerte ante la justicia italiana, que reabrió el caso a petición de la familia. La declaración se hizo en los juzgados de Plaza Castilla, de Madrid, un lugar en el que se encontraron de nuevo la presentadora y los padres de su marido, que mantienen una tensa relación desde que se produjera el suceso.
Evitando hacer cualquier tipo de comentarios, la presentadora prestó testimonio y abandonó el lugar. Acudieron a declarar además, el representante de Raquel, la empleada del hogar de la presentadora y una vecina de la residencia en la que entonces vivía el matrimonio. El fiscal italiano que lleva el caso Gerri Ferrara explicó que no podía dar detalles sobre estas comparecencias debido al secreto de sumario que hay en el caso.
En una reciente entrevista con motivo de la presentación de su primer libro, Raquel aseguró que había cometido algunos errores tras la muerte de su marido, como “volver a trabajar demasiado pronto”, y reiteró que pedía disculpas por si a alguien había molestado su actitud entonces. Con respecto a su declaración ante la justicia, Raquel no quiso dar detalles y aseguró que ”la gente no entiende que quiera guardar silencio”.
Las relaciones entre Raquel y la familia de su marido se empañaron tras la muerte del cámara. Durante meses, la presentadora ignoró las públicas ofensas por su parte de los Biondo, que la acusaban de ocultar la realidad de la muerte de su marido. En el mes de abril, tal y como informó la revista ¡HOLA!, se supo que Raquel había denunciado a la familia de Mariopor acoso, después de querer irrumpir en su antigua casa (la residencia que habitaba junto a Mario y que la presentadora abandonó tras el fallecimiento), en la casa de su madre e incluso en la de su asistenta.