La noticia del fallecimiento de la actriz Carrie Fisher y posteriormente de su madre, la también intérprete Debbie Reynolds, sacudió con fuerza el mundo del cine. Carrie, especialmente conocida por su papel como la princesa Leia en Star Wars, y Debbie, inolvidable protagonista de Singin' in the rain, eran dos estrellas muy queridas en Hollywood, y muchos de sus compañeros de profesión han querido darles el último adiós.
La familia de las actrices, que murieron con apenas 24 horas de diferencia, ha optado por una ceremonia íntima en homenaje a las fallecidas en las instalaciones que tiene la familia en Beverly Hills. Un acto que se anunció como "ultra-privado", según dijo una fuente próxima a la familia a la revista People, solo para familiares y amigos cercanos.
Entre estos amigos que han querido mostrar sus respetos a las intérpretes se encontraban algunos rostros muy conocidos en Hollywood, como los de las actrices Gwyneth Paltrow, Meg Ryan o Jamie Lee Curtis. El cineasta George Lucas, creador de la popular saga Star Wars, en la que Carrie alcanzó tanta popularidad, también ha estado allí.
Según ha revelado un amigo cercano a la familia a People, este acto de despedida estuvo cargado de emoción y de homenajes. De acuerdo con esta fuente, la actriz Meryl Streep interpretó en la ceremonia la canción favorita de Carrie, Happy Days Are Here Again. "Todo el mundo cantaba", explica.
La pasada semana se supo que la intención de la familia era celebrar un funeral conjunto para despedir a las dos intérpretes. "Ésa es mi preferencia", respondió Todd Fisher, hijo de Reynolds y hermano de Carrie Fisher, acerca de si se llevaría a cabo una ceremonia conjunta. "Suena como una gran idea teniendo en cuenta la bella historia que hubo entre ellas", añadió entonces.
Tras el funeral conjunto y la incineración, las cenizas de Carrie Fisher fueron depositadas en una urna en forma de píldora de Prozac, ya que este adorno de porcelana era una de las posesiones favoritas de la actriz.
La icónica princesa Leia murió el pasado martes en Los Ángeles a los 60 años tras sufrir un ataque al corazón en un avión. Su madre, Debbie Reynolds, falleció tan sólo un día después, a los 84 años, debido a un derrame cerebral también en Los Angeles.