Son muy jóvenes pero se puede decir que la suya es una de esas historias de amor de película. Irene Escolar y Martín Rivas se enamoraron en 2008 en el rodaje de Los girasoles ciegos y desde entonces han mantenido un discreto noviazgo que, a juzgar por las palabras de Irene, sigue tan sano como siempre. “Martín está en Barcelona rodando y también manda mucha energía a la película. Cuando las cosas van bien a nivel profesional, a mí desde luego también me van bien a nivel personal. Ahora estoy muy feliz y recogiendo mucho trabajo que hay puesto en esta película”.
Irene se refería a su papel en la cinta Un otoño sin Berlín en la que tiene el papel protagonista, sin duda una ocasión destacada en la que, aunque no la pudo acompañar Martín, sí que estaban Julia y Emilio Gutiérrez Caba, sus tío-abuelos (hermanos de su abuela Irene, ya fallecida), un gran apoyo y unos buenos maestros. “Han sido grandes consejeros, les tengo como referentes y ayudan. Esta es una profesión que hay muchas frustraciones y que lo puedes pasar mal. Para mí ha sido un momento de poder pisar tierra y el ponerme en mi sitio y hacerme valorar este trabajo como merece, como un trabajo que requiere mucho esfuerzo”.
Irene Escolar y Julia Gutiérrez Caba, dos generaciones de talento
Sus tío-abuelos sólo tienen buenas palabras para Irene. "No sabes cómo se toma este trabajo, con qué seriedad y qué afán. Es muy estudiosa" dijo Julia. "Ahora en el caso del público sí que nos ha pedido consejo. Nos pide más consejos teatrales que cinematográficos" aclaró Emilio.
Este ha sido un año ajetreado como ella reitera y es que a esta cinta se une el rodaje de La corona partida, en el que de nuevo interpreta a Juana La Loca (lo hizo ya en la serie Isabel). “Es bonito que en un mismo año un actor pueda mostrar todo lo que sabe hacer en dos personajes tan distintos como son Juana La Loca y este de June” dijo. En cuanto a proyectos detalló que está en el teatro Abadía haciendo El público, de Federico García Lorca.
Justo hablando de esta obra, su novio Martín envió un precioso mensaje a Irene, que demuestra lo mucho que la quiere. “Está haciendo una función de Federico García Lorca y dándole sentido a mi existencia. Como dice la película: Yo vivía como Robinson Crusoe hasta que descubrí sus pisadas en la arena”. Lo dicho, una historia de película.