Diez años después de que el rodaje de Señor y Señora Smith fuera el inicio de una historia de amor que ha terminado en boda y con seis hijos en común, Brad Pitt y Angelina Jolie vuelven a protagonizar una película. Una cinta de lo más esperada y personal, que ha servido para que la pareja haga una concesión a su intimidad y muestre cómo se trabaja en familia. Atención, Shiloh saca su lado más travieso y espontáneo.
Si algo ha caracterizado a esta familia es que no tienen ningún problema en desplazarse para poder estar juntos en el tiempo en el que duran los rodajes, siendo esta vez Angelina la “jefa” de la producción con más razón. Así que Shiloh corretea por el set de rodaje y presta atención a las lecciones de cine que les brindan sus padres, pero cuando se aburre no tiene problema en aliarse con su madre y el equipo de grabación, para despertar a su padre –que descansa entre escena y escena- con un tirachinas o disparando una pistola de juguete.
Brad Pitt y su hijo Knox, de tal palo, tal astilla
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Pocas veces esta pareja se deja ver tan natural, divertida y espontánea y mucho menos junto a uno de sus hijos. Sin embargo, un proyecto tan familiar bien merecía la pena. By the Sea, es la obra en la que Brad Pitt se pone enteramente bajo las órdenes de su mujer, que además de escribir, producir y dirigir la cinta, la protagoniza a su lado.
Un drama romántico y pasional de la década de los setenta y, a diferencia de la felicidad eterna que parecen vivir Brad y Angelina en la vida real, narra la historia de una pareja en crisis que viaja por la costa francesa viendo como su relación se viene abajo. “Cuando estaba escribiendo, nunca supuse que realmente la haríamos nosotros, así que escribí con un cierto tipo de libertad”, cuenta la actriz que interpreta a una bailarina retirada.
Brad Pitt –que da vida al marido y escritor de la bailarina- advierte que el trabajar con su mujer le hace sentir seguro, le permite experimentar y dar rienda suelta a su interpretación. Con escenas en las que la pareja desata su furia, el actor de 51 años, reconoce que esas escenas supusieron todo un “desafío”.