Su relación con su mujer, su dura infancia, sus hijos… Hugh Jackman se ha sincerado durante una entrevista a la revista Parade con motivo de la promoción de su última película, Pan, una nueva versión de Peter Pan donde da vida al malvado Barbanegra. La estrella de Hollywood revela que al igual que a Peter Pan su madre también le abandonó. “Mi madre se fue cuando yo tenía 8 años, mi enfado no salió a la luz hasta que tuve 12 ó 13 años. Se desencadenó porque mis padres iban a reconciliarse y no lo hicieron. Todos esos años mantuve la esperanza de que lo harían”, afirma.
No tuvo una adolescencia nada fácil y cuenta que sentía en su interior “una tormenta perfecta de hormonas y emoción”. “Teníamos esas taquillas de metal (en el colegio), y por alguna razón, medio en broma, solíamos dar cabezazos contra ellas como para demostrar… ¿quién era el más duro y estaba más loco?”.
El deporte se convirtió en la mejor vía de escape para su frustración. “Jugando a rugby mi rabia salía, una rabia que identifico con la de Lobezno”, cuenta y señala que desde el momento en el que su madre se fue, se convirtió en “un niño temeroso”. Creció como el pequeño de la familia, con cuatro hermanos mayores y confiesa que fue un niño asustadizo. “Yo era el más joven. Solía llegar el primero a casa y tenía miedo a entrar. Yo no podía entrar en casa por mi cuenta tenía que esperar fuera, asustado, frustrado”, explica. Un miedo que envolvía toda su vida. “Al crecer, yo tenía miedo a la oscuridad. Tenía miedo a las alturas”, cuenta. “Odiaba aquello y contribuía a mi enfado”, dice.
La religión le ayudó a superar muchos de sus problemas. “Me crié de forma muy religiosa”. Asegura que cuando tenía 13 años tuvo el presentimiento que iba a subirse a un escenario como los predicadores. “En el escenario siento una intimidad que percibo como natural, eso es trascendente”, cuenta el actor. “Me siento tan cerca del público como de mi esposa… A veces siento que soy más yo sobre el escenario que fuera”, dice. Además, también afirma que cuando se sube al escenario y consigue conectar con la audiencia es una experiencia inigualable repleta de “paz” y la compara con el momento de enamorarse, que asegura es igual de “aterrador y emocionante”. “A través de la actuación, soy capaz de encontrar un nivel de felicidad, calma y alegría”, añade.
En la entrevista también habla sobre su relación con su mujer, la actriz Deborra-Lee Furness, a quien conoció cuando ambos trabajaban en la serie Correlli y con quien lleva 16 años de matrimonio. “Estaba aterrorizado cuando me di cuenta que me había enamorado de una estrella del espectáculo”, confiesa. "Mi primer trabajo, la protagonista. Vergonzoso”, dice. No habló con ella durante una semana y finalmente fue ella quien le dijo: "¿He hecho algo para molestarte?". El actor le contestó: “Mira, me he enamorado de ti, perdona, y ella dijo: Yo también me enamoré de ti. Eso fue hace veinte años”, dice entre risas.
“Cuando conocí a Deb supe inmediatamente que iba a casarme con ella. Me obligué a esperar seis meses porque pensé: tal vez es el enamoramiento. Soy demasiado joven para saberlo”, asegura. Añade que sintió una completa confianza con ella que le permitía ser él mismo. “No tengo que mostrar otra versión de Hugh Jackman para que ella me quiera”, dice.
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El matrimonio es padre de dos hijos adoptivos, Ava y Oscar. “Siempre quisimos tener niños. Me crié en una familia con cinco hijos, dos fueron adoptados, tres biológicos. Era algo natural para mí”, confiesa. “Nosotros pensamos que tendríamos un par de hijos biológicos y tal vez uno adoptado, pero biológicamente no pudimos tener hijos”, revela que fue una época dura para los dos. “Así que adoptamos y ha sido el papel más grande, más gratificante y desafiante de nuestras vidas”, añade. También confirma que lo que más le preocupa ahora son sus hijos. “Están creciendo con grandes privilegios y grandes desafíos”, añade.