El rostro de Álex Angulo será recordado siempre como uno de los más prolíficos de la comedia y el drama españoles. A sus 61 años, su trayectoria estuvo jalonada por papeles que se han hecho un hueco entre los más emblemáticos rostros del cine y la televisión españolas. Natural de Erandio, en Vizcaya, su nombre se inscribió en más de cuarenta títulos como El día de la bestia, El laberinto del fauno, Tu novia está loca, Todo por la pasta, El rey pasmado, Acción mutante, Hola ¿estás sola?, Carne trémula, Los años bárbaros, Muertos de risa, Isi Disi, Casual Day, El gran Vázquez, De tu ventana a la mía, Zipi y Zape y el club de la canica, entre otros.
En televisión se pueden recordar sus papeles en las series Periodistas, Gran Reserva y Águila Roja. Participó además en Ficción sonora, un proyecto de Radio Nacional para recuperar el género de las radionovelas. Así, puso voz, por ejemplo, al pirata Billy Bones en La isla del tesoro, Un mundo feliz y Blade runner.
Su carrera comenzó a los 18 años, en la compañía de teatro bilbaína Karraka que dirigía Ramón Barea. Tras compaginar durante unos años su trabajo en las tablas y en varios programas de la televisión autonómica vasca, ETB, su primera oportunidad en la gran pantalla le llegó de la mano de Imanol Uribe con La fuga de Segovia, título al que siguieron los también dirigidos por sus paisanos Enrique Urbizu (Todo por la pasta) y Álex de la Iglesia, que le fichó para su primer corto, Mirindas asesinas, y a cuyas órdenes realizó numerosas películas, entre otras, El día de la bestia, por la que estuvo nominado al Goya al Mejor Actor Protagonista, y Muertos de risa, por la que optó a un premio de la Academia en la categoría de mejor actor de reparto, apartado en el que volvió a optar con El gran Vázquez. Sin embargo el "cabezón" se le resistió y no pudo sumarlo a su palmarés. Participó además en numerosos cortometrajes.
Reconocido por la Unión de Actores, propietario de un Ondas y del galardón otorgado por el Festival de San Sebastián en honor a toda una carrera, este actor había confesado que “desde que hizo su primer personaje, que era el que llevaba una lanza, ya se sintió protagonista”. “No es sólo la cantidad de secuencias que tienes, sino la empatía que consigues con el público” comentó en una ocasión.
Además de numerosos amigos y compañeros, su pérdida la llorará su familia, deja mujer y una hija, que estos días sin duda recordarán su amplia sonrisa, su simpatía y naturalidad, cualidades que le convirtieron en uno de los más queridos rostros de la interpretación en nuestro país. Hasta siempre.