A sus ochenta años, el veterano Jean-Paul Belmondo tiene de sobra motivos para sonreír de orgullo. Desde la primera fila, aplaudió a rabiar a su pequeña artista, su hija Stella, de 10 años, que debutó en la gala de la Unión de Artistas, que se celebró en el Cirque d’hiver Bouglione de París. Vestida de bailarina y de payaso enamoró al público, pero sobre todo a sus padres quienes, sin poder ocultar su pasión por la pequeña, aplaudieron a rabiar su actuación. Junto a Jean-Paul estaba la madre de la niña, su segunda mujer, Natty, de la que se separó en el año 2008, y Annabelle, de 25 años, nieta de Belmondo (hija de Florence, uno de los tres hijos que nació del primer matrimonio del actor, con Elodie).
Con gracia y desparpajo, la pequeña se movió por el escenario en sus diferentes “papeles”, en los que demostró una gran habilidad. Subida a un caballo hizo algunas piruetas y luego se acercó corriendo a saludar a su familia. Y es que los genes del arte Belmondo parecen correr por sus venas o al menos parece que le ha picado el gusanillo de la interpretación. Bueno, el mejor ejemplo lo tiene en casa, ¿no?
El actor francés de ascendencia italiana celebró el pasado abril su ochenta aniversario sin perder un ápice de ese carisma que enamoró desde las historias de la nueva ola del cine francés de los años 60. Dos mujeres, con Sophia Loren, A todo riesgo, de Claude Sautet, y La sirena del Mississippi, con Catherine Deneuve, son algunos de los títulos que le convirtieron en uno de los actores más seductores de la gran pantalla.