Parece el mundo al revés. Nicole Kidman trabajando en Estados Unidos y Keith Urban en Australia. Durante estos meses la pareja permanece separada por miles de kilómetros, sin embargo no hay distancia que un avión no pueda vencer. Esta semana la pareja se ha reencontrado en Sydney y su recibimiento ha sido de auténtico cine.
Nicole está rodando Grace of Mónaco, donde da vida a Grace Kelly en diferentes escenarios de Francia y Estados Unidos, y Keith se encuentra trabajando como jurado en la versión australiana de La Voz, y ambos se echan muchísimo de menos.
Y como una imagen vale más que mil palabras, o eso dicen, la pareja ha dejado para la posteridad esta dulce y cariñosa bienvenida en la que el cantante de country se funde en un apasionado beso con su esposa nada más bajar del avión.
Nicole, quien viajaba acompañada por sus dos hijas, Sunday Rose y Faith Margaret, también compartía vuelo con el actor Russell Crowe, gran amigo de la pareja, y a quien Kidman no dudó en dar a la pequeña Faith para que la llevara en brazos. El protagonista de Robin Hood, de 48 años, no dejo de hacer carantoñas a la niña mientras señalaba a su papá, quien la esperaba con los brazos abiertos.
Apenas unas horas después de este recibimiento, Nicole volvía deslumbrar en la alfombra roja, esta vez en la gala de entrega de los premios AACTA. Habiendo dormido tan solo unas horas, la actriz hizo una aparición estelar en el Star Casino de Sydney envuelta en un vestido amarillo pastel de Erdem, que bien podría haber elegido la mismísima Grace Kelly. Su vestido y su maquillaje hicieron el resto y Nicole volvió a brillar en esta noche como ella solo sabe.
En una entrevista concedida al diario italiano La Repubblica, Nicole confesaba: "No quiero hacerme cirugía. Lo intenté con el Botox, por desgracia, y ahora y después de un largo tiempo, por fin puedo mover mi cara de nuevo". Nicole, quien ha conseguido durante todos estos años ser una de las estrellas más deseadas, añade: "Soy muy natural. Me pongo protector solar, no fumo y me cuido yo misma, me siento orgullosa de poder decir esto".
Keith, por su parte, también ha hecho algunas declaraciones durante los últimos días, estás en referencia a lo mucho que echa de menos a Nicole, ahora que han tenido que separarse por cuestiones de trabajo. En declaraciones a la Heraldsun.com, el cantante confesaba: "Cuando llegue a Sidney y fui a casa, encendí el televisor y vi a mi esposa. Pulse la tecla de pausa y me quede mirándola... y empecé a llorar. Me gustó el hecho de que ella estaba allí sin mí, por su cuenta. Ridículo, ¿verdad?".
Este es, sin duda, el periodo de tiempo más largo que ambos han estado separados, aunque lo cierto es que uno de los secretos de su amor es no permanecer lejos el uno del otro durante más de dos semanas.