La vida le sonríe. Ángela Molina está en uno de sus mejores momentos personales -acaba de ser abuela- y también profesionales. Este fin de semana, la actriz ha recogido la Espiga de Honor que le ha otorgado la 57 Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) de manos de los directores Manuel Gutiérrez Aragón e Imanol Uribe. En su discurso de agradecimiento, Ángela ha destacado "la fuerza y el valor" de ambos cineastas para actuar con libertad en los trabajos que han llevado a cabo en común.
La intérprete madrileña ha mostrado su respeto a un festival que, según ha explicado, cuenta con la misma edad que ella, aunque ha confiado en que el certamen vallisoletano prolongará su existencia en el tiempo. Molina ha agradecido el galardón y el calor mostrado por el público al recoger el premio, ya que son los espectadores los que ayudan a que el mundo del cine esté más unido.
La actriz Elena Anaya, que es la madrina de la 57 edición del festival, ha leído la carta del director del certamen, Javier Angulo, a los asistentes al acto. "En un tiempo en el que parece que la cultura no es necesaria y que su consumo se hace más caro por decreto, reivindicamos el cine como producto de consumo útil y rico", ha indicado Angulo en el escrito.
Se necesitan películas que narren la realidad y los conflictos actuales, cintas capaces de divertir y entretener en "tiempos de oscuridad", ha continuado el director, que ha defendido la labor de los festivales de cine como "lugar de encuentro de la cultura y de ideas". Angulo ha demandado el respaldo oficial al certamen para "poder seguir siendo escaparate" de un cine diferente que no pasa por los circuitos comerciales y ha opinado que los festivales de cine son algo que tanto autoridades como ciudadanos "deberían defender".
La actriz Ledicia Sola, habitual del festival, ha dirigido la gala de apertura del certamen, a la que han asistido el ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert; la directora de cine india Deepa Mehta y los actores Paco León y Goya Toledo, entre otros.