Estuvo hace quince días en Madrid despertando toda la expectación que sólo una estrella de Hollywood puede provocar. Si bien después regresó a Los Ángeles, Sharon Stone no ha estado demasiado tiempo alejada de Europa ya que otro de sus compromisos la ha reclamado ahora en París. La intérprete fue una de las invitadas a la gala Amfar inspiration en la que se rindió homenaje al presidente internacional de Marc Jacobs, Robert Duffy. A esta cita, Sharon acudió con un atrevido jersey negro que rivalizó con los modelos de otras de las asistentes como Dita Von Teese y la cineasta Sofia Coppola. Una cita solidaria en favor de la organización que lucha contra el Sida y de la que Sharon es una activa colaboradora.
Pero el viaje a la capital francesa de la intérprete no estuvo teñido sólo de generosidad para con los demás. No fue en esta ocasión su novio, el modelo Martín Mica, del que apenas se ha separado en las últimas semanas, quien la acompañó sino su hijo Quinn, de seis años, que de día se convirtió en la mejor compañía para hacer turismo. El pequeño la hizo sonreir en su paseo por los alrededores de la Torre Eiffel donde se sacaron fotos y, para combatir el calor, Quinn convenció a su madre de que le invitara a un helado. Con un total look en negro, la intérprete demostró que a sus 54 años sigue teniendo el envidiable físico que encandiló desde la gran pantalla en algunos de los títulos más provocativos del cine.
Sharon Stone mantiene un perfecto balance entre su status de estrella y la maternidad y se despoja de su “traje” público cuando está con sus hijos. Tiene tres, Roan Joseph, de doce años, adoptado en 2000 durante su matrimonio con Phil Brostein, con quien el niño vive en San Francisco, Laird Vonne, de siete, y Quinn Kelly, de seis, a los que adoptó en solitario años más tarde.