Después de doce días de desfiles, glamour, fiestas y mucho cine, Cannes bajo ayer el telón de su 65ª edición con otro gran desfile de estrellas. Y cuando pensábamos que ya lo habíamos visto todo y que ya nada podría sorprendernos, Diane Kruger volvió a reinventarse sobre la alfombra roja y Andie MacDowell nos dejo boquiabiertos acudiendo en compañía de su hija, Sarah Margaret, de 17 años. Aunque un pequeño aguacero amenazó con deslucir la clausura, lo cierto es que las buenas caras pudieron hacer frente al mal tiempo.
El brillante papel de Diane Kruger como jurado llegaba anoche a su fin, y después de dos intensas semanas en Cannes coronándose día tras día como una de las bellas, la actriz no podía defraudar en su última aparición, y no lo hizo. La alemana volvió a congregar a todos los ojos a su alrededor luciendo un vestido victoriano de alta costura de Christian Dior, que completó con unos pequeños y brillantes pendientes, un impecable maquillaje y una sencilla cola de caballo. Una vez más, Diane acudió acompañada por su chico, Joshua Jackson, del que se separó durante unos minutos para posar junto al resto del jurado, compuesto por Alexander Payne, Hiam Abbass, Jean-Paul Gaultier, Emmanuelle Devos, Nanni Moretti, Andrea Arnold, Raoul Peck y Ewan McGregor.
Alec Baldwin y su prometida, Hilaria Thomas, afincados en Cannes desde el comienzo del Festival, no faltaron a esta cita, y demostrando una vez más su amor, la pareja posó, una vez más, muy cariñosa sobre la alfombra roja. Kylie Minogue llegó al Gran Teatro Lumiere, sin su chico, el modelo Andrés Velencoso, aunque vestida con una gran sonrisa. La cantante, que presentó en concurso el filme Holy Motors, lució para esta gran ocasión un diseño de Roberto Cavalli a juego con sus ojos azules.
El actor principal de The Artist, la gran triunfadora en los Oscar, Jean Dujardin y su director Michel Hazanavicius, también estaban allí, para no perderse el discurso de clausura de Bérénice Bejo, esposa del cineasta y artista principal del escarizado filme. La actriz argentina, que eligió para esta noche el color blanco para su vestuario, estuvo brillante como anfitriona de la ceremonia, en la que no dudó en agradecer el gran apoyo mostrado por el Festival, encargado de catapultarles a Hollywood.
La actriz francesa Audrey Tautou, conocida mundialmente por el papel de Amélie que interpretó en 2001, paseo su dulce rostro por la escalinata del teatro. Audrey presentaba el sábado fuera de concurso, su nuevo trabajo, Thérèse Desqueyroux, y ya que estaba por allí no quiso perderse el punto y final de este gran acontecimiento cinematográfico. En Thérèse Desqueyroux, Audrey, quien quiero romper con su imagen tierna, encarna a una joven que se casa con un terrateniente de la zona de Las Landas (suroeste de Francia), propietario como su familia de extensos pinares, pero que acude al matrimonio para que este le ayude a "ordenar" sus ideas, claramente más avanzadas que su tiempo. Obra del recientemente fallecido, Claude Miller, Tautou volvió a lamentar su repentino fallecimiento, agradeciéndole la oportunidad de trabajar junto a él.
Adrien Brody o la modelo Anja Rubik, completaron una impecable alfombra roja, que no tuvo más remedio que acabar rindiéndose ante la belleza de la actriz Andie MacDowell y su hija Sarah Margaret Qualley, quien ha heredado toda, y quizás un poquito más, la sensualidad de su progenitora. La actriz de 54 años de edad, llevaba un vestido sin tirantes blanco de Giorgio Armani, mientras que su hija se presentó con un impresionante diseño de Elie Saab en verde esmeralda. Aunque Andie nos ha acostumbrado a dejarse ver en algún que otro evento en compañía de alguna de sus hijas, la presencia ayer de Sarah, de 17 años, no pudo ser más acertada.
En cuanto los premiados, Michael Haneke fue el gran triunfador de la noche entrando en el selecto club de realizadores que poseen dos Palmas de Oro de Cannes al ganar la segunda con Amour, en una edición en la que el mexicano Carlos Reygadas se llevó el premio al mejor director por Post Tenebras Lux. Además, Ken Loach ganó el Premio del Jurado por The angel's share y el italiano Matteo Garrone el Gran Premio por Reality.
Beyond the hills, del rumano Cristian Mungiu, se llevó los galardones de mejor guión -del propio realizador- y mejor interpretación femenina, para Cristina Flutur y Cosmina Straton, ambas debutantes en el cine.
Y el danés Mads Mikkelsen se hizo con el de interpretación masculina por Jagten ("The hunt"), de Thomas Vinterberg, uno de los premios más aplaudidos de la noche.
Haneke recogió el premio acompañado de sus dos actores principales, Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva, que se llevaron la mayor ovación de la noche.
"Le dedico este premio a mi mujer, que me soporta desde hace 30 años", dijo Haneke, quien explicó que Amour, una película sobre la última fase de la vida de una pareja, "es una ilustración de la promesa que nos dimos si uno de nosotros entra en una situación como la que vemos en la película".
Por su parte, Mungiu recordó que su película está basada en una historia real de un exorcismo y se felicitó de que con su filme no se olviden esos hechos reales, "de gente que ha sufrido realmente".
El mexicano Reygadas agradeció al festival que creyera en su filme y que lo siga apoyando, así como al jurado, al público y a los miembros de la prensa que en los últimos 3 ó 4 días no habían hablado muy bien de la película. Y Ken Loach subió al escenario del Gran Teatro Lumiere para recibir un premio por una comedia, algo no habitual en su cine, pero en la que no se olvida de los problemas sociales.
"Me gustaría decir que Cannes nos muestra que el cine no es sólo una diversión, nos demuestra cómo somos y cómo vivimos juntos. Me gustaría expresar nuestra solidaridad a todos los que en esta época difícil resisten a los programas de austeridad y privatización".