Blanco, negro, amarillo, rosa… todos los colores tiñeron el desfile de unos premios Bafta en los que Guillermo de Inglaterra casi se convirtió en una estrella más. El Príncipe, que no dejó de estrechar manos y saludar a la multitud, fue nombrado nuevo presidente de estos galardones al inicio de una ceremonia a la que asistieron también Vera Farmiga, Anna Kendrick, Audrey Tatou, Mickey Rourke, Claire Danes, Quentin Tarantino y Jonathan Rhys Meyers, entre otros.
En tierra hostil fue sin duda la gran triunfadora de los galardones, que vistieron Londres de cine. La película dirigida por la ex mujer de James Cameron, Kathryn Bigelow, se hizo con los tres grandes, mejor película, director (es la primera vez que una mujer se hace con este galardón), guión original, además de otros tantos técnicos (sonido, edición y montaje). Evitando hablar sobre la rivalidad de su cinta con Avatar, de Cameron, que sólo se impuso en dos categorías, efectos visuales y diseño de producción, Biguelow dijo: “Quiero dedicar este premio a la necesidad de no abandonar la búsqueda de una solución para la paz” –su película narra el trabajo de desactivadotes de bombas en Irak.
Los mejores actores fueron Colin Firth, por Un hombre soltero y Carey Mulligan por su papel en An education. Mientras el primero agradeció la confianza de su director Tom Ford, debutante en la dirección de cine, y contó cómo estuvo a punto de rechazar el papel, la segunda aseguró que nunca había imaginado verse sobre este escenario: “Estuve aquí hace un año y no imaginaba en un millón de años que esto podría pasarme”. En cuanto a los actores secundarios, se impuso de nuevo Mo’Nique por Precious, una de las sorpresas de la temporada, y Christoph Waltz lo recogió por Malditos Bastardos.
Kristen Stewart y Robert Pattinson desfilaron separados por la alfombra roja pero ambos subieron al escenario. Ella para recoger su estatuilla a la artista revelación, que vota el público, y él para presentar un galardón. Fish Tank se llevó el premio a la mejor película británica y A prophet desbancó a Los Abrazos rotos, entre otras, como mejor película de habla no inglesa. Uno de los momentos más emotivos estuvo protagonizado por Vanessa Redgrave a la que premiaron por su trayectoria.