Varios días después de haber sido detenido en el aeropuerto Zúrich, en virtud de la orden de busca y captura internacional que pende sobre él desde que fuera acusado de violación a una menor en1977, el director Roman Polanski pasa su tercer día en prisión sometido a un régimen estricto de visitas, -entre ellas ha recibido la de su esposa Emmanuelle Seigner-, una hora de paseo y tres comidas, a la espera de si va a ser o no extraditado a Estados Unidos. El director, de 76 años, a través de sus abogados ha rechazado la posibilidad de extradición y solicita su puesta en libertad.
La víctima dispuesta a retirar los cargos
Polanski, que entonces tenía 43 años y ya era un director de renombre tras su éxito con La semilla del diablo y Chinatown, fue acusado por mantener relaciones sexuales con un menor de 13 años, Samantha Geimer, en casa de Jack Nicholson. En un principio lo negó todo. Pero tras pasar 42 días bajo examen psiquiátrico en una prisión de Los Ángeles, y después de pactar con la fiscalía, el director admitió haber mantenido relaciones sexuales durante una sesión de fotos con aquella niña. En principio, los abogados de Polanski habían negociado que si admitía su culpabilidad se desestimarían los cargos más duros contra él. Sin embargo, Polanski no se fió del juez encargado del caso y huyó rumbo a Francia. Nunca más volvió a pisar Estados Unidos, ni siquiera para recoger el Oscar al mejor director que le fue concedido en 2002 por El pianista, un premio que recogió Harrison Ford.
Sin embargo, en 2003, la víctima de la violación, Samantha Geimer, perdonó a Polanski públicamente, aunque reiteró que hubo violación. "Me hizo beber y abusó de mí”. Samantha, que actualmente es una mujer casada de 45 años y madre de tres hijos, está dispuesta a retirar los cargos que en su día presentaron sus padres contra el cineasta. Ya en una entrevista en 2008 admitió que su supuesto agresor no era un peligro para la sociedad y solicitaba que se archivara la causa. "Ya lo he superado, las heridas se curaron", manifestó.
El mundo del cine y la política pide clemencia
El arresto del realizador francés de origen polaco se produce treinta y dos años después de la acusación al bajar del avión para dirigirse al Festival de cine de Zurich, donde iba a ser homenajeado. La presidenta del jurado Debra Winger quiso expresar su desacuerdo con la detención durante el certamen: “Es un acto de naturaleza filistea. Todo el mundo del arte sufre". “Estamos aquí para honrar a Roman Polanski como el gran artista que es, pero en este momento no podemos olvidar que es un ser humano que desconoce lo que le depara el año próximo".
Un gran número de artistas y cineastas, entre ellos Pedro Almodóvar, Mónica Bellucci, Alejandro González Iñárritu y Michael Mann, ha firmado una carta en apoyo a Polanski en la que piden su libertad y consideran "inadmisible" que el Festival de Zúrich se haya convertido "en un cebo para una trampa policial". Así como los gobiernos de Francia y Polonia (países de los que es ciudadano el director) enviaron una carta a Hillary Clinton, secretaria de Estado de EE UU, pidiéndole la libertad de Roman Polanski.