Pasará a la Historia como un luchador nato y, además de ser una gran actor, se ha convertido en un auténtico ejemplo de superación para muchos. Actor, bailarín, cantante, compositor y productor de televisión, Patrick Swayze, se ha revelado como un hombre polifacético que ha tocado a lo largo de su vida diferentes disciplinas artísticas. Nacido un 18 de agosto de 1952, siempre llevó en sus venas la danza. Su madre, la coreógrafa Patsy Swayze, era dueña de una escuela de baile en Houston, Texas, su ciudad de nacimiento. Se graduó en el Instituto de Waltrip y estudió en la facultad de San Jacinto.
Pronto descubrió que su futuro estaba sobre los escenarios y comenzó su carrera artística tomando parte en diversas obras musicales en el teatro, como Grease. Su primer aparición en la gran pantalla tuvo lugar en 1979, tras actuar en el telefilme La fiebre del patín. No obstante, su gran oportunidad le llegó en 1983, cuando Francis Ford Coppola le incluyó en el reparto de una de sus grandes obras, Rebeldes, donde pudo compartir escenario con jóvenes actores, hoy convertidos en grandes estrellas: Matt Dillon, Rob Lowe y Tom Cruise. Pese a este gran éxito, Patrick sufre en ese mismo año un duro golpe con la muerte de su padre, Jesse Swayze.
Con Jennifer Grey en Dirty Dancing, uno de sus grandes éxitos de taquilla por el que obtuvo su primera nominación a los Globos de Oro
Dos grandes éxitos y una estrella
Poco a poco logró hacerse un hueco en el mundo del cine, participando en diversas producciones. Su carrera subió como la espuma tras protagonizar la popular serie Norte y Sur. Siempre recordará 1987 como uno de sus grandes años. Fue entonces cuando tomó parte en la película Dirty Dancing. En dicho filme de Emile Ardolino, pudo demostrar no solo su calidad como actor, sino también sus cualidades como bailarín y cantante. Cabe destacar que escribió e interpretó una de las canciones que forman parte de su conocidísima banda sonora: She’s like the wind.
En los años próximos logró consolidarse como uno de los grandes actores del momento y en 1990 vuelve a protagonizar un éxito mundial. Junto a Demi Moore y Whoopi Goldberg, completó el elenco de Ghost, donde interpretó el papel de Sam Wheater. Parecía que todo lo que tocaba lo convertía en oro. Ese mismo año, añade a su filmografía un nuevo triunfo: Point Break, una historia ambientada en el mundo del surf, donde compartió escenario con Keanu Reeves.
Tras este éxito llegaron otros: La ciudad de la alegría (1992), basado en el best seller de Dominique Lapie, El enemigo público nº 1... mi padre (1992) –junto a Halle Berry y Michael Ironside- , A Wong Foo, gracias por todo, Julie Newmar (1995), Black Dog, (1998) Donnie Darko (2001) y Secretos de familia (2005), entre otras. Y, en 1997, entró de forma oficial entre los grandes de la profesión tras conseguir su estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. La suya es la número 7018.
En The Beast, su último trabajo para la televisión que grabó mientras se trataba contra el cáncer
El amor de su vida
Pero Patrick Swayze no sólo triunfó en el cine, sino también en el mundo de la televisión, participando en diferentes series y programas como Entretainment tonight o The Beast. Además, en diciembre de 2003 regresó al teatro, interpretando el papel de Billy Flynn en el musical Chicago.
Pasó media vida junto a Lisa Niemi, su gran amor, a la que conoció cuando eran ambos unos adolescentes
Siempre se preocupó por mantener la estabilidad tanto en su carrera como en su vida personal. En 1975, se casó con la también actriz y bailarina Lisa Niemi, a quien conocía desde que era su juventud. Ella era una de las alumnas de la escuela de danza de su madre. Y, desde entonces siempre se han mantenido juntos, celebrando en 2008 su 33º aniversario de boda.
Una dura batalla
En el mes de marzo de 2008, Patrick Swayze recibió una de las peores noticias de su vida. Tras someterse a exhaustivas pruebas, los médicos le diagnosticaron un cáncer pancreático. A sabiendas de lo que esta enfermedad implicaba y lejos de rendirse, Swayze se sometió a un tratamiento y sesiones de quimioterapia. Los médicos se mostraron optimistas ante su respuesta, aunque esta ha sido una guerra que finalmente no ha podido ganar.