La peregrina, una perla errante

Otras joyas reales

Por Hola.com

La perla Peregrina, la errante, aquella de tamaño y forma tan singulares que a todos fascinaba, y que formaba parte de las joyas de la Corona española, tiene ligado a su nombre, tres perlas, herederas de su belleza y de su prestigio, que continúan su larga andadura por el devenir histórico.

La legendaria Peregrina no es la joya más valiosa que ha integrado la colección real española, pero no hay en todo el conjunto real, ni posiblemente en toda la historia de la joyería, una pieza que haya dado lugar a tanta literatura como esta perla. Sus orígenes, como corresponde a toda pieza de gran valor, se pierden en la nebulosa de la leyenda, que comienza en Panamá en el siglo XVI, cuando es encontrada. La primera referencia documentada, según cuenta el profesor Hernández Talavera, la sitúa en Sevilla en 1580, cuando llega a la capital hispalense don Diego de Tebes, alguacil mayor de Panamá, quien ofreció la perla a Felipe II. Según queda constancia escrita, pesaba 58,5 quilates.

Al morir el Rey Prudente, su testamentaría la describe así: “Una perla pinjante en forma de pera, de buen color y buen agua, con un pernito de oro por remate, esmaltado de blanco. ... Compróse por el Consejo Real de las Indias de don Diego de Tebes en 9.000 ducados. ... Tasóse por Francisco Reynalte y Pedro Cerdeño, plateros de oro y lapidarios del Rey nuestro señor, en 8.748 ducados. Tiénela la Reina nuestra señora...”. En nuestros días, se ha hablado siempre de ella como La Peregrina, pero también se la denominó La Margarita, La Huérfana y La Sola, aludiendo a su excepcionalidad. ... La iconografía de algunas Reinas puede llevarnos en ocasiones a error con perlas similares a La Peregrina, pero diferentes, ya que muestran perlas taladradas, circunstancia que sabemos no se da en la auténtica Peregrina. ...

Tras la pista de la perla
En 1605, consta que la Reina Margarita, esposa de Felipe III, la lució en la ceremonia de firma del tratado de paz entre Inglaterra y España. ... Las referencias a la perla son abundantes en los años sucesivos. Saint-Simon, en sus Memorias, publicadas en 1706, durante la guerra de Sucesión española, refiere cómo Felipe V y su primera mujer, María Luisa Gabriela de Saboya, ofrecieron La Peregrina, junto a otras alhajas de la Corona, como aval para conseguir créditos que sufragasen los gastos de la campaña. ...

Pero estas piezas no se vendieron y, si se empeñaron, se recuperaron, pues ambas vuelven a figurar en el inventario de palacio de 1747. ... Aunque Mesonero Romanos llegó a decir que se había quemado en el incendio del Alcázar de 1734, La Peregrina, junto a otras perlas similares que figuran en los inventarios posteriores, permaneció en palacio durante los reinados de Fernando VI, Carlos III y Carlos IV, quienes la usaron repetidas veces. ...