Quiero cambiar el color de mi cabello, ¿qué opción elijo?
Tono sobre tono, tinte, reflejos... hay muchas opciones para variar el tono de nuestra melena
Cambiar de color de pelo es una aspiración que viene de lejos. No hay más que pensar en la henna, usada ya en el Antiguo Egipto. Pero, ¿tienes claro qué elegir cuando decides cambiar el color de tu cabello? Vamos a intentar ponértelo más fácil con esta guía de los tipos de coloración más comunes.
Coloración permanente. A menudo llamado “tinte”, es la única que cubre las canas al cien por cien y permite un cambio de color total. Contiene amoniaco y oxidante, imprescindible para fijar el color, y no se va con los lavados.
Coloración tono sobre tono. Disimula las primeras canas, pero no cambia el color original, pues sólo oscurece ligeramente el tono de base. Se va en unas seis semanas de forma gradual con cada lavado.
Coloración directa o no permanente. Apenas cubre las canas, pues sobre todo proporciona reflejos y brillo. No contiene ni amoniaco ni oxidante, por lo que se va en unos seis lavados. Es idóneo para chicas jóvenes que quieran jugar con tonos de moda y reflejos atrevidos.
Decoloración. Cuando se quiere aclarar más de cuatro tonos en el pelo natural y dos en el teñido, hace falta primero una decoloración previa que arrastre el pigmento del cabello y lo deje blanco para después poner el color deseado.
Mechas y/o reflejos. Técnica en la que sólo se pigmentan algunos mechones de la cabellera, lo que permite dañar menos el pelo y obtener efectos muy sutiles.
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