Remo, el gran desconocido del gimnasio

Por Estefanía Arnaldo

por hola.com

Cuando hablamos de cardio en el gimnasio, a todos nos vienen tres aparatos a la mente, la cinta, la bici o la elíptica, sin embargo, si te fijas bien, en las salas suele haber un cuarto en discordia, el remo, que como es más bajito y generalmente está al final casi no se ve.

El remo es una excelente alternativa al cardio tradicional, pues los movimientos son más amplios tanto en el tren superior como en el inferior, lo que nos lleva a trabajar diferentes ángulos articulares que el resto.
El remo, al ser un movimiento claramente diferente, va a trabajar unas zonas diferentes que el resto de los ejercicios clásicos, por ejemplo, el trabajo en tus gemelos es mucho menor, así que si sufres alguna dolencia en ellos, piensa en el remo como en una gran alternativa. Por el contrario, trabaja mejor otras zonas como los glúteos o la espalda, que siempre viene bien tener tonificadas, tanto por salud como por estética, pues son decisivas para tu postura.



Así que deja de mirar al remo como a un bicho raro y dale una oportunidad. Eso sí, es verdad que solo consiste en sentarte y remar, pero hay que hacerlo bien, aquí van unos consejos:

Mantén la vista alta en todo momento.

Mantén el cuello y los hombros relajados en todo momento.

Trata de usar los principales grupos musculares de la espalda y las piernas.

No debes agarrar la manija con demasiada fuerza, puesto que si lo haces aumentarás la tensión en los antebrazos y desperdiciarás una energía y un oxígeno preciosos.

Asegúrate de mantener una buena postura. Si mantienes la espalda recta y firme, te asegurarás de que la manilla y el asiento se mueven simultáneamente, con lo que la transferencia de energía será más efectiva.

Mantén el peso bien distribuido sobre el asiento a lo largo de todo el recorrido del jalón (fase de alejamiento), de modo que al extender las piernas la parte superior del cuerpo compense en la dirección contraria. Sin equilibrio no hay control.

El peso de tu cuerpo debe quedar casi suspendido entre la manija y las plataformas de los pies. Desplaza el cuerpo del asiento pero mantente en contacto para evitar el desequilibrio

No te eches demasiado atrás, ya que para recuperarte de esa postura gastarás tus reservas de energía y ejercerás una tensión suplementaria sobre la zona lumbar

Mantén los codos junto al cuerpo de modo que la manija te llegue a rozar la caja torácica. El recorrido del jalón tiene que ser lo más amplio posible, pero asegúrate de que la barra sigue una trayectoria horizontal para evitar desperdiciar la energía