Este verano, como todos los años, me han vuelto a preguntar unas cuantas veces por las bebidas isotónicas. Antes de empezar habría que dejar claras las diferencias entre dos tipos de bebidas.
1. Isotónicas: son aquellas que tienen una concentración salina similar a la de nuestro organismo.
2. Estimulantes: Son bebidas con altas concentraciones de cafeína que no tienen nada que ver con la recuperación deportiva y mucho con la estimulación, sobre todo la nocturna.
Nos vamos a referir solo a las primeras.
Al sudar se elimina agua corporal, pero no sólo agua sino además sales minerales, es una defensa de tu cuerpo para evitar un aumento de la concentración salina lo que sería fatal.
Las sales que se eliminan se pueden reponer con una bebida isotónica, término que viene a significar que tiene la misma concentración de sales que nuestro cuerpo, de lo contrario sería hipotónica o hipertónica.
Esas sales y electrolitos son necesarios para los distintos procesos de recuperación del organismo, así como para los movimientos de contracción y relajación muscular.
Durante un ejercicio prolongado de más de una hora se empiezan a notar las carencias de electrolitos, y es cuando se producen los calambres y otras lesiones. Es entonces cuando se recomienda que las bebidas aporten algo más que líquido. También hay que tener en cuenta la capacidad de sudoración de cada uno, hay personas que sudan más y personas que sudan menos, por poner un ejemplo, los grandes maratonianos tienen tendencia a sudar poco, con lo que no pierden esos electrolitos necesarios para los procesos de contracción muscular.
Por otro lado no hay que confundir las sales minerales de estas bebidas con los aportes energéticos, es decir, sus calorías, generalmente en forma de glucosa o fructosa. No está mal que estas bebidas tengan calorías, generalmente las ingerimos después de un buen entrenamiento o práctica deportiva, pero hay que tener en cuenta que a mayor concentración de glucosa, más tiempo tarda en absorberse el líquido. Por eso es bueno que las pidas bajas en calorías, no por las propias calorías, sino porque la falta de azúcar hace que se digieran antes y por tanto se absorban antes, algo fundamental si las bebes en mitad de una práctica deportiva.