Y es que la equitación es un deporte muy completo y un excelente ejercicio cardiovascular que combina diversión, superación y esfuerzo, aportando beneficios tanto físicos como psicológicos. Subirse a lomos de un caballo favorece la coordinación y el equilibrio, mejora la circulación sanguínea y la postura y, además, regula el tono muscular, tonificando los músculos abdominales, los glúteos, las piernas y la espalda. También ayuda a superar miedos, a gestionar las emociones y a coger confianza. Trabaja la disciplina y la concentración e incita a la desconexión y la relajación.
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