Pues sí. La respuesta a la pregunta que te planteamos en el titular de esta noticia es afirmativa. Así nos lo explica el Dr. Santiago Vidal Asensi, dermatólogo del Hospital Central de la Defensa y miembro de la AEDV (Academia Española de Dermatología), quien precisa que la dieta mediterránea se compone de una gran cantidad de productos que actúan ofreciéndonos una protección suplementaria. Otros los añadimos fácilmente de dietas muy afines.
Alimentos que SÍ le van bien a tu piel
Así, son conocidos los beneficios de una alimentación rica en frutas, verduras, hortalizas, aceite de oliva, frutos secos, y pescado, con dosis moderadas de café y vino. A ello se le pueden sumar los lácteos fermentados tipo yogur o kéfir, chocolate, e infusiones de té verde. Esta dieta se ha comprobado eficaz para prevenir la mortalidad por enfermedades cardiovasculares, pero además muchos de estos alimentos tienen componentes que colaboran en prevenir el daño solar en la piel.
Cuidar la alimentación no es si no la capacidad para aprovechar sustancias presentes en los seres vivos para prevenir o reparar los efectos nocivos de la radiación solar en la piel, una de las últimas líneas de investigación dermatológica. Es lo que llaman la fotoprotección biológica, que se fundamenta en aprovechar diferentes sustancias presentes en los seres vivos para prevenir o reparar los efectos nocivos de los rayos del sol en nuestra piel. La radiación lumínica ya sabemos que tiene unos efectos beneficiosos sobre la tierra, y sin ella sería imposible la vida tal y como la conocemos. La paradoja vital en la que nos desenvolvemos es que los mismos rayos solares que intervienen en la producción de la vitamina D, son los responsables del fotoenvejecimiento y del cáncer de piel. Para equilibrar esta balanza a nuestro favor, podemos utilizar sustancias que emplean los animales y las plantas para defenderse.
¿Y la fotoprotección oral?
“En segundo lugar, los dermatólogos prescribimos suplementos fotoprotectores biológicos por vía oral sobre todo durante la temporada estival, empezando en junio. No todos son iguales, pero en general los indicamos en pieles sensibles, de fototipos bajos, con tendencia a las llamadas “alergias solares” y en el caso de fotoenvejecimiento severo y cáncer de piel. Además, muchos de los fotoprotectores tópicos más eficaces, incorporan compuestos de origen biológico que nos resultan muy útiles para mejorar la respuesta a los tratamientos. También tienen su utilidad en actividades al aire libre durante todo el año, como ejercicio físico regular, trabajos a la intemperie, y en pieles con un daño actínico importante, cuantitativo y cualitativo”, explica el dermatólogo.
Luego… ¿es el fotoprotector cosmético insuficiente?
“Hay que ser realista, los fotoprotectores tópicos actuales, de las marcas más reconocidas, son muy eficaces. Sin embargo, en condiciones reales de uso, pueden no ser suficientes: Sol intenso, con índices de radiación Ultravioleta muy altos o extremadamente altos dependiendo de si es en la Península, en las Islas Canarias u otros climas con otra incidencia solar; actividades al aire libre de ocio o de trabajo, que suelen durar varias horas; sudoración profusa, baños repetidos… Es muy difícil que un fotoprotector tópico estándar sea capaz de mantener su eficacia salvo en el caso de ser muy metódico. Por ello, la acción sinérgica de la fotoprotección biológica resulta especialmente útil en nuestras latitudes”, añade Santiago Vidal.