Llegan días de sol. El verano está, ¡ahora sí que sí! a la vuelta de la esquina, y quien más quien menos está deseando disfrutar de los primeros baños de sol. Como las famosas, que aprovechan siempre que pueden para broncearse, incluso fuera de temporada. Pero lo cierto es que para la mayoría, es ahora cuando nos llega el momento de pensar en desempolvar bañadores y bikinis para ir soñando ya con esos días de relax.
Pero, eso sí, desde estas páginas de belleza siempre te insistimos en la importancia de extremar las precauciones frente al sol. Siempre. En invierno y, obviamente sobre todo, en verano. Cuando los días son nublados, en la playa o en la montaña. Pero cierto es que el sol está siempre ahí, y los días soleados suelen alegrarnos la vida. Por eso, queremos también hacer una pequeña defensa de la parte buena del sol. Y lo hacemos con la ayuda de los expertos de la AEDV (Academia Española de Dermatología y Venereología).
Se dice que un poco de sol es bueno. ¿Cuáles son sus ventajas?
Estimula la síntesis de vitamina D, la cual previene el raquitismo y la osteoporosis, aparte de otros efectos sobre la modulación del crecimiento celular, la inflamación y la inmunidad; produce vasodilatación por lo que reduce la tensión arterial y favorece la circulación sanguínea periférica. Por su efecto de inmunosupresión local, mejora diversas enfermedades inflamatorias cutáneas como la psoriasis y el eczema, entre otras.
¿Es cierto que mejora el humor?
Sí, produce una sensación placentera derivada de la liberación de endorfinas. Quizá por eso se relaciona a los países cálidos con la alegría y la fiesta y a los países fríos con caracteres más serios y con problemas como la depresión.
¿Se debe, entonces, tomar el sol?
La exposición directa al sol, sobre todo en condiciones de alta irradiación (cielo despejado, en verano, en horas centrales del día) no es recomendable. Si realizamos una vida normal recibiremos la radiación ultravioleta necesaria para cubrir nuestras necesidades metabólicas (síntesis de vitamina D).