Actúan mientras dormimos y son la media naranja de las cremas de día, con las que se complementan a la perfección para una cura de belleza más profunda. ¿Tú también usas crema de noche? ¿O piensas que a tu piel no le hace falta?
Lo cierto es que el uso de la crema de noche no es necesariamente imprescindible. Para responder esta pregunta, una vez más nada es tan eficaz como escuchar a la propia piel. ¿Cómo? Tras el desmaquillado o la limpieza nocturna, conviene esperar diez minutos para que se reestablezca el pH de la epidermis, y así poder evaluar adecuadamente si la piel se siente tirante y, por lo tanto, necesita hidratación extra, o si bien se siente confortable. Y, además, a la mañana siguiente, hay que estudiar de nuevo la epidermis. ¿Tiene brillos, o en cambio se nota seca? Una buena prueba es tomar un pellizco grande de piel de las mejillas entre dos dedos y observar si se marcan arrugas muy finas, síntoma de deshidratación. Otra opción es aplicar crema tan sólo en las áreas secas, incluyendo cuello y escote.