Una exfoliación casera en cinco pasos
Toma nota de estos consejos para eliminar las células muertas de tu piel
Si has decidido incorporar la exfoliación a tu rutina diaria de belleza, vamos a darte las claves para que consigas un buen resultado. No te pierdas nuestros consejos para que mimes tu piel eliminando sus células muertas sin salir de casa en cinco pasos.
1. En primer lugar, debes humedecer la piel (que debe estar limpia y sin restos de maquillaje) de la cara y el cuello con agua tibia.
2. Después, procede a aplicar el producto exfoliante, aplicando una dosis en la nariz, otra en las mejillas, en el cuello, en la frente y en la barbilla, para después aplicarla de forma uniforme.
3. Una vez extendida, date un ligero masaje. Eso sí, hazlo con delicadeza, aplicando el producto con la yema de los dedos, presionando ligeramente y realizando movimientos circulares muy suaves, no demasiado bruscos, insistiendo en las zonas más problemáticas, que suelen ser la nariz y la barbilla.
4. Cuando ya hayas realizado este masaje, hay que retirar el producto con agua tibia para eliminar las células muertas de manera definitiva.
5. Una vez retirado el producto, aplica tónico y crema hidratante.
Toma nota
-No uses el exfoliante corporal en el rostro, ya que cuando se trata de la cara, debes ser doblemente cuidadosa y no abusar de la exfoliación para no irritar el cutis en exceso.
-La exfoliación del rostro, en principio, debes realizártela una vez por semana si tienes el cutis seco o sensible, frecuencia que puede aumentarse a dos o tres ocasiones en caso de que tengas la piel grasa.
-Además, no es recomendable usar exfoliante en la zona del contorno de los ojos, pues esta piel es extremadamente delicada y puede reaccionar mal ante productos de este tipo.
-La exfoliación facial es una excelente forma de preparar la piel para la aplicación de autobronceador (permite un resultado más uniforme) o de cualquier tipo de tratamiento o mascarilla, que así penetra mejor. Y también es un buen remedio para igualar el tono y acabar con la descamación que se produce cuando el bronceado desaparece.