Guía básica para disfrutar del sol

Toma nota de los consejos si quieres disfrutar de un verano sin riesgos

por hola.com

No nos cansamos de repetírtelo: en verano hay que extremar las precauciones frente al sol si queremos evitar problemas. Pilar Pérez, profesora de UNIR (Universidad Internacional de la Rioja), y experta de los laboratorios Uriage nos da las claves para reducir al máximo los riesgos que trae consigo la exposición solar. 

  • Antes de tomar el sol, se debe evitar el uso de productos que contengan alcohol y perfumes, como las colonias o desodorantes, ya que pueden dar lugar a manchas oscuras en la piel.
  • La piel debe estar correctamente hidratada, limpia y sin maquillaje.
  • La crema con FPS debe aplicarse unos 30 minutos antes de la exposición solar, que es el tiempo que tarda la piel en absorberlo, aquí la piel debe estar bien seca.
  • Repetir la aplicación siempre después del baño o de una excesiva sudoración.
  • Sobre la dosis adecuada, la experta en dermocosmética recuerda que a menudo, nos ponemos una cantidad insuficiente de crema solar, y para compensarlo debemos aplicarla y, al cabo de media hora, repetir este gesto.
  • Las primeras exposiciones al sol deben ser progresivas en dosis de 10, 15 y 20 minutos y preferiblemente en movimiento. No es recomendable más de media hora al día.

    Ojo con los envases
    Intenta no reutilizar envases del año pasado que se te quedaron abiertos. Pilar Pérez desaconseja utilizarlos de un año para otro ya que han permanecido en lugares sobrecalentados (coches, playas…) y esto puede provocar que los filtros pierdan eficacia y que el índice de protección del producto aparezca rebajado.

    Las horas y las zonas más complicadas 
    “Entre las 12 y las 16 horas transcurre el tiempo en el que las radiaciones solares son más agresivas, momentos en los que hay que evitar tomar el sol o bien aumentar la protección”, apunta. Igualmente cuidadosos debemos ser a la hora de proteger algunas zonas de nuestro cuerpo y rostro, “la cara, el cuello, la cabeza, el escote y las orejas son zonas más sensibles al sol”.

    Un extra de protección
    Como medida complementaria al uso de protectores solares, la profesora Pérez recomienda “el uso de gafas de sol adecuadas, de lápices o barras de labios fotoprotectoras, y de sombreros para proteger la cabeza”. En este sentido, también es importante “ingerir abundante líquido, para compensar la pérdida que se produce en la exposición solar”.

    ¿Y después del sol?
    Pero el cuidado no finaliza tras la jornada de playa, “después de tomar el sol, la piel está deteriorada por el aire, la sequedad, el cloro o la sal, por lo que conviene tomar una ducha sin usar jabones con demasiados tensioactivos o perfumes. A continuación, aplicar una crema hidratante que nutra, refresque e hidrate la piel. La aplicación de after sun es una buena opción que nos ayudará a prolongar el bronceado, calmar e hidratar nuestra piel”.

    En este sentido, la alimentación también es importante a la hora de prevenir el envejecimiento cutáneo acelerado, “en muchas ocasiones, por prolongadas exposiciones solares, es recomendable consumir una cantidad adecuada de fruta fresca, verdura y cereales con un alto nivel de fibra y antioxidantes”, afirma la profesora de UNIR.

    El pelo también sufre
    Por último, Pilar Pérez nos recuerda que el cabello sufre tanto como la piel: “Cada vez que te expones al sol o al agua de la playa, el cabello se deshidrata, pierde brillo y nutrientes. Además, “cuanto más tiempo pasas en el agua, más proteínas pierde el cabello”, por ello recomienda “utilizar champú, mascarilla o productos acondicionadores con filtro solar. Además, si vas a nadar a menudo utiliza un gorro y nunca te expongas al sol con el pelo mojado o húmedo, pues los rayos ultravioletas hacen más daño al cabello cuando éste no está seco. Si no tienes otra opción, cúbrelo con un sombrero o pañoleta, sobre todo si se trata de un momento entre las doce del medio día y cinco de la tarde”.