El calor, el cambio de calzado, la sudoración excesiva… Para muchas personas el verano no es una época especialmente beneficiosa para sus pies. Las nuevas condiciones climatológicas, el cambio del tipo de calzado, pasar de un zapato cerrado a uno abierto o prescindir de calcetines o medias, que contribuyen a proteger los pies, son algunos de los factores que pueden provocar la aparición de problemas.
Desde el Ilustre Colegio de Podólogos de la Comunidad Valenciana (ICOPCV) se ha advertido de que el pie de atleta y los papilomavirus (verrugas plantares) son dos de las afecciones más comunes en los meses de verano. El primero supone una infección por hongos debida a una sudoración extrema y humedad concentrada en los pies por el calor, que debe ser tratado con antimicóticos. En el caso de las verrugas, los contagios son frecuentes en zonas calientes y húmedas como piscinas o saunas.
Para evitar su aparición los expertos de este organismo recomienda:
-Utilizar chanclas o zapatillas de goma en piscinas, saunas, gimnasios y zonas públicas donde se está en contacto directo con la humedad.
-Usar calzado que permita la transpiración, a ser posible de piel o materiales naturales.
-No compartir toallas o calzado.
-Secar cuidadosamente los pies especialmente entre los dedos.
Además, otros problemas habituales en la época estival son:
- Las rozaduras y ampollas provocadas por la fricción de la piel desnuda contra el nuevo zapato o sandalia y pueden llegar a provocar una herida. Para evitarlas se recomienda utilizar un calzado cómodo, transpirable y flexible. En caso de que aparecieran laceraciones es necesario desinfectarlas y, en el caso de las ampollas, atravesarlas con un alfiler para evacuar el líquido para posteriormente proceder a su desinfección.
-Exceso de sudoración que, en algunos casos extremos, puede provocar grietas interdigitales. En estos casos puede ser recomendable la utilización de productos reguladores de la transpiración.
-Sequedad excesiva de la piel: para otras personas, el hecho de llevar los pies al aire y la elevada temperatura, provocan una mayor sequedad de la piel en esta época del año. Ésta se manifiesta sobre todo en la zona de los talones, cuyos bordes aparecen blanquecinos debido a la falta de hidratación y acumulación de hiperqueratosis (dureza de la piel). Para evitar esto, es recomendable utilizar una lima o piedra pómez en las zonas rugosas un par de veces por semana e hidratar correctamente la piel preferiblemente por la noche para evitar aumentar la sudoración durante el día.
Visita al podólogo
Además, los expertos señalan que en caso de detectar alguna anomalía en los pies como aparición de rugosidades o cambio del color en las uñas, escozor, descamaciones en la piel o mal olor es aconsejable visitar al podólogo para que realice una exploración y pueda ponerse en marcha el tratamiento más adecuado para evitar un empeoramiento del problema y posibles contagios, en los casos en los que sea posible.