Tienes preparadas las cremas, has decidido hacer ejercicio e incluso estás pensado en realizarte alguno de los múltiples tratamientos que te ayudan a combatir la celulitis en tu centro de belleza. Pero tal vez no has pensado que en esta batalla contra la piel de naranja también tiene un peso fundamental la alimentación.
Di no a...
¿Sabías, por ejemplo, que hay una serie de alimentos que no le van nada bien a la celulitis? Te los resumimos.
- La cafeína. Resulta paradójico la mayoría de los cosméticos anticelulíticos contengan cafeína pero que, tomada por vía oral, pueda potenciar la piel de naranja. Y es que, aplicada por vía tópica, la cafeína estimula la circulación, pero cuando se toman más de dos cafés o refrescos de cola al día, la empeora y, además, provoca un endurecimiento de las arterias. No sólo eso: la cafeína produce una subida brusca de los niveles de insulina en sangre, lo cual lleva al organismo a almacenar todos los alimentos, sobre todo azúcares, en forma de grasa.
- La sal. Cuando tomamos más sodio del que nuestro organismo necesita, éste se ocupa de disminuir su concentración en el cuerpo elevando su tasa de líquido para diluirlo. ¿Cómo lo consigue? Reteniendo hasta la última gota de agua que se encuentra en su camino. Traduciendo: reteniendo líquidos. Y ya se sabe que ésta es una de las principales causas de la celulitis. Claro que la sal no se controla reduciendo tan sólo las veces que usamos el salero. También se encuentra en altísimas cantidades en las comidas preparadas, los aperitivos (patatas fritas, cacahuetes, maíz tostado, palomitas) o los productos conservados en salazón.
- El azúcar. El dulce no sólo se convierte en grasa. Además, provoca una reacción metabólica en los tejidos cutáneos llamada glicación, por la que el colágeno se torna más rígido y pierde fuerza. En consecuencia, la piel pierde firmeza y la celulitis se abre paso con más facilidad. Como sucede con la sal, el azúcar no sólo se presenta en sus formas más obvias, sino que se encuentra oculta en multitud de alimentos preparados. Por tanto, se impone leer con atención las etiquetas, donde se especifica la cantidad de azúcar.
- La grasa saturada. El organismo necesita una pequeña cantidad de grasa para poder absorber determinadas vitaminas, como la E, pero una dieta sana y equilibrada contiene ¡de sobra! la cantidad necesaria para ello. En general, la dieta occidental contiene un nivel muchísimo más alto de grasa del necesario, lo que provoca no sólo obesidad, sino que además doblan el nivel de radicales libres y, con ello, la degradación de las fibras de sostén de la piel.
Di sí a...
Y en el otro extremo, también hay alimentos que te pueden echar una mano.
- Frutos rojos y frutas del bosque. Muy bajos en azúcar, pero riquísimos en antioxidantes y vitamina C, que ayuda a la creación de colágeno. Combinados con yogur desnatado son un desayuno o un tentempié que potencia la combustión de grasas.
- Cereales integrales. El estreñimiento causa celulitis al interrumpir el flujo sanguíneo en las piernas, y para evitarlo, nada como el salvado o la avena integrales. Son un desayuno estupendo, especialmente si se mezclan con fruta, leche o yogur desnatado.
- Espárragos y alcachofas. Ambos son muy bajos en calorías y excelentes para depurar el organismo, ya que ayudan al hígado a limpiar el organismo, además de favorecer la eliminación de líquidos. Los espárragos, además, mejoran la resistencia de venas y capilares, favoreciendo la circulación.
- Peras. Muy ricas en potasio, de acción drenante, bajas en calorías, y además, depurativas, por lo que ayudan a estimular la circulación linfática. Además, como casi todas las frutas, ayuda a combatir el estreñimiento.
- Piña. Sus enzimas potencian la combustión de las grasas acumuladas, a lo que se une su gran acción depurativa y diurética. Por supuesto, hay que tomarla natural, no en zumo (se perdería la fibra y su efecto saciante) y, por supuesto, ¡nunca en almíbar!
- Brócoli. Como todas las crucíferas (plantas que tienen una cruz en su tallo) son riquísimas en antioxidantes (sobre todo, vitamina C y betacaroteno) y selenio, un mineral protector del sistema circulatorio. ¡Además de ricas en fibra y bajísimas en calorías!
- Proteína magra. Una de las causas habituales de la retención de líquidos en mujeres es una ingesta de proteínas insuficiente. Conviene que alrededor del 20 al 30% de la dieta esté compuesta por proteínas bajas en grasa, como la que se encuentra en la soja, el pescado (sobre todo el azul, que contiene ácidos grasos esenciales que contribuyen a la hidratación y tonicidad de la piel), las ya mencionadas legumbres, los lácteos desnatados y las carnes magras, como el pavo, el pollo y la ternera.