El acné de juventud en ocasiones deja huellas en el rostro, un problema estético que preocupa a más de uno pero, por desgracia, no siempre es fácil eliminarlas, especialmente si éstas son profundas. El resultado de los tratamientos depende tanto de la profundidad y antigüedad de la cicatriz, como del fototipo (color natural de piel, ojos y cabello). Por ello, el primer paso es acudir a un buen dermatólogo y/o médico estético, para que evalúe nuestro caso.
Es fundamental, pues, la opinión de un médico, que será quien mejor nos ayude en nuestro caso concreto. Las doctoras Sofía Ruiz del Cueto y Mar Mira nos dan su visión sobre este tema: “Claro que pueden ‘borrarse’ y recuperar una superficie cutánea mucho más regular o incluso lisa: hemos tratado multitud de casos con resultados muy satisfactorios”, afirman las expertas del centro Mira+Cueto.
Eso sí, el tratamiento variará en función de sus características: “Las marcas que se producen tras un acné profundo son muy variadas y en función de su profundidad, los métodos de tratamiento deben adaptarse, siendo más o menos ‘agresivos’ pero, en todo caso, siempre se consiguen mejorías evidentes e incluso su desaparición completa. En las menos profundas, bastará con peelings químicos adaptados o un tratamiento con láser fraccionado para mejorar y uniformizar la superficie cutánea. En el caso de las más profundas, sobre todo de aquellas que parecen hechas por un ‘punzón’, es necesario recurrir a peelings químicos más profundos o láseres ablativos”, explican las doctoras.
Y además... En el campo cosmético, pese a los adelantos, no existe crema milagrosa con que borrar totalmente las cicatrices. Y si te aplicas cualquier crema si aún tiene granos, puede empeorar el problema de estos últimos. Para conseguir que la piel se regenere, has de tratarla con cuidado y quizás usar alguna crema de efecto ligeramente exfoliante (las encontrará en farmacias), que pueden contribuir a atenuarlas.