Cuando estás descansada, tu piel lo nota. Y si no, piensa en esos días de vacaciones, lejos del estrés, cuando todo el mundo te dice que tienes buena cara. Como no siempre es posible desconectar del todo, las horas de descanso nocturno son también buenas aliadas. Cuando duermes bien, tu rostro es el principal reflejo la mañana siguiente. Y es que, mientras tú descansas, tu piel también lo hace. El doctor Paolo Giacomoni, director ejecutivo de Investigación y Desarrollo de la firma Clinique, nos resume de manera sencilla cómo actúa nuestra piel por la noche.
Reparación nocturna
Durante el “ciclo nocturno” natural de la piel, la piel se repara del daño acumulado sufrido durante el día (agresiones ambientales, rayos UV, radicales libres y otros estímulos nocivos). Mientras esto está ocurriendo, las células dérmicas tienen una excelente oportunidad para descansar y recuperarse.
La piel sufre una transición, pasando de una actividad diurna de “protección y reparación” a una fase nocturna de “restauración y reparación”. De esta forma, la piel restaura su vitalidad, combate la aparición de líneas y arrugas y se revela más radiante al día siguiente. En esta fase nocturna, los procesos celulares llegan a su máximo nivel de producción y “reconstrucción” de colágeno y elastina. Y la piel despierta con nueva energía, cuyos efectos se prolongan durante 8 horas.
¿Cuál es el propósito de una hidratante reparadora de uso nocturno?
Ya hemos dicho que por la noche, cuando la piel descansa, se acentúan los procesos de reparación celular, y que la piel también se vuelve más receptiva a los tratamientos reparadores específicamente concentrados. Así que, mientras dormimos, la piel se ocupa de reparar los daños sufridos durante el día, pero también es más propensa a la deshidratación. Por eso es necesario usar tratamientos que apaguen la sed de nuestra piel.