La piel necesita agua por dentro y también por fuera. La hidratación es, no hay duda, la mejor aliada para la salud del cutis. El agua es uno de los tesoros más preciados del organismo, y la piel es nuestra reserva natural más importante. Sin embargo, tal vez te surgen dudas sobre cómo has de hidratar tu piel en función de sus características. Con la ayuda de los consejos y la opinión de los expertos de La Roche-Posay vamos a intentar desmontar algunos mitos.
Sólo necesitan hidratantes las pieles secas o con tendencia a seca. FALSO
Es un mito muy extendido pensar que las pieles grasas ya están protegidas suficientemente y que una crema hidratante solo contribuye a aportar más grasa a la piel. Todos los tipos de piel se deshidratan, es decir, pierden la capacidad de retener agua en la capa córnea.El problema es mayor, lógicamente, en la piel seca, en la que además, hay un déficit o una pérdida mayor de elementos grasos, lo que contribuye a aumentar el desecamiento y los síntomas. Por tanto, es muy importante adaptar el tratamiento hidratante, con cremas enriquecidas en elementos nutritivos y texturas envolventes para las pieles secas, y cremas muy fluidas, con elementos matificantes para las pieles mixtas o grasas.
A medida que pasan los años, la piel va envejeciendo, pero los niveles de hidratación apenas se ven afectados. FALSO
“Agua es igual a juventud”. El primer problema del envejecimiento es la deshidratación, por lo que, cuanto más hidratada esté la piel, las temidas arrugas tardarán más en aparecer. Una buena hidratante aplicada diariamente es el mejor secreto para mantener la piel joven más tiempo.
La piel se acostumbra a las cremas hidratantes por lo que, a partir de 30-40 años hay que cambiarla por una específica (nutritiva, antiarrugas…). FALSO
La piel no se acostumbra a las cremas hidratantes, pero sí es verdad que sus necesidades van cambiando en función de su edad y los factores internos o externos a los que la sometemos. Eso no quiere decir “cambiar por” sino “complementar con”. El agua es esencial, la hidratación hay que mantenerla siempre, e ir añadiendo progresivamente otros tratamientos, en función de las nuevas necesidades. Hoy día, el amplio desarrollo de productos en “serum” nos permite realizar un tratamiento completo y eficaz, de forma cómoda y sencilla.
Una correcta hidratación aumenta la eficacia de los tratamientos específicos. VERDAD
Cuanto más hidratada esté la piel, mayor va a ser la eficacia de los productos específicos y además vamos a necesitar menos cantidad de crema, por lo que las ventajas se multiplican, tanto en resultados como en economía. Las fórmulas pueden variar, en función de los gustos: una hidratante por el día y un producto específico por la noche; o primero un serum hidratante y, a continuación un producto específico… los efectos sobre la piel no se harán esperar.
Si tengo la piel grasa o con tendencia acneica no debo usar cremas hidratantes, porque empeoran la piel y pueden aparecer más granos. FALSO
Las fórmulas cosméticas han sufrido una verdadera revolución en las últimas décadas, por lo que atrás quedaron todos esos mitos, aunque siguen integrados en nuestra cultura cosmética. Las hidratantes para piel grasa, además de hidratar, matifican y reducen la cantidad de sebo que produce la piel. Busca una buena crema que te asegure todos estos efectos. Si la piel grasa no se cuida, se vuelve sensible, reactiva y acabará envejeciendo tal vez más tarde pero de forma más intensa.
Y además… ¿Cómo reconocemos una piel deshidratada?
Leonor Prieto, directora científica de La Roche-Posay, apunta que “todas las pieles se deshidratan”, pero los síntomas cambian en función del tipo de piel:
-Si es seca, observamos tirantez y una descamación fina y difusa en la zona de los pómulos.
-Si es grasa, la descamación es más evidente y se sitúa en la zona del nacimiento de las cejas y las aletas de la nariz. El brillo solo nos da una medida de la grasa, no de la hidratación.