No sólo hay que protegerse del sol en la playa. El sol quema también cuando menos te lo esperas, por lo que no nos cansamos de repetirte que la crema solar ha de convertirse en verano en tu compañera de viaje, elijas playa, montaña o ciudad. El doctor Fernando Ordás, dermatólogo de Clínica Ordás, ha elaborado una guía de consejos para disfrutar del sol y sacar el máximo beneficio, evitando los posibles daños.
Ojo en estas situaciones
A pesar de todas las campañas de prevención del riesgo solar, aún continuamos cometiendo algunos errores muy comunes por desconocimiento:
- Viajes en coche: el cristal del coche no nos protege del sol, más bien lo contrario. La ventana hace un efecto lupa peligroso y si conducimos mucho tiempo con el sol de frente pueden provocarse quemaduras por lo que es necesario protegerse antes de iniciar un viaje largo en un día soleado.
- Días nublados: otro error frecuente es pensar que los días nublados no son peligrosos. Atención sobre todo a las personas que eligen la Costa Cantábrica para sus vacaciones. La radiación solar es capaz de traspasar al 40% las nubes, según los expertos. Las nubes pueden ser peligrosas porque crean un efecto lupa con el sol, que incide aún más sobre la piel. Hay que distinguir entre día nublado o con nubes bajas o altas. Si las nubes están muy altas el sol quema más, de hecho si las nubes son cirros, el 95% de la radiación solar pasa a través de ellas.
-Cuidado con las terrazas urbanas: una buena opción para los que no dejan la ciudad en vacaciones es sentarse en una terraza a pasar la tarde o a tomar el aperitivo del domingo. El doctor Ordás advierte sobre el riesgo de no protegerse en estas ocasiones, el sol de la ciudad tiene los mismos riesgos y si vamos a estar expuestos a sus rayos lo prudente es utilizar un protector solar.
¿Donde vas de vacaciones?
Estas son las recomendaciones generales del doctor Ordás para protegerse del sol según el destino escogido para nuestras vacaciones de verano. Lo importante es tener en cuenta la altitud y latitud a la que viajamos porque el sol incide de forma diferente:
-Montaña: Es el destino donde más necesaria es la protección. En las zonas más altas, la radiación de los rayos ultravioleta es mucho más intensa porque la distancia con el sol es mejor. Además, y según la Organización Mundial de la Salud, la hierba y la arena reflejan un 25% de estos rayos. Por tanto, en la montaña habrá que emplear siempre pantalla total, independientemente del fototipo de piel que se tenga, y aplicarla al menos cada dos horas.
-Playa: hay que tener en cuenta el tipo de playa a la que se va a ir, ya que no es igual tomar el sol en el Mediterráneo que en el Caribe. El doctor Ordás explica que son muchas las personas que acuden a la consulta con quemaduras provocadas en lugares exóticos y aseguran que han utilizado protección solar. El problema es que el sol no incide de la misma forma en todos los puntos de la tierra, y la radiación solar, al depender de la elevación del sol, varía con la latitud, la estación y la hora, siendo mayor en los trópicos, en verano y al mediodía. Además, en estos lugares, que normalmente cuentan con aguas claras y cristalinas y arena blanca, el sol es más peligroso porque se refleja, multiplicando su incidencia.
-Ciudad: pasear por las calles o, como te decíamos antes, tomarse un aperitivo en una terraza sin protección solar conlleva los mismos riesgos de sufrir quemaduras que si lo hiciéramos en la playa. Hay que utilizar un protector solar al menos en el rostro, la zona más expuesta y que más acusa el fotoenvejecimiento. Hay que vigilar especialmente las zonas donde más suele atacar el cáncer de piel: la nariz, los labios, los ojos, la raya del pelo y el borde de las orejas, y no olvidarse de proteger también el dorso de la mano.